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Show 72 Sacerdote pregunt6: "&,emU es osa imagen mia 7" El j6ven se resisti6 a ensefiar cosa algnna a los guanlas, dicieu<loles : "yo no vine a veros avosf'otros; entrare, y la ensenare a Quetzalcoatl." Los guardas entraron y dijeron: "Sei1or nuestro, el j6von no nos quiere ensefiar nacla, y solo dice "que ol mismo entrara, y con el mayor respeto os din1 y manifestar{L su "objeto." Eot6nces clijo el Sacerclote: "dejacUo entrar." "Te~catlipoca entr6, salud6 y dijo: "Senor y gran Sacerdote, te vengo '' ,1, ensefiar a Quetzc.tlcoatl que II eva una caua, es tu cuerpo, tu propia t'carnc." Quetzalcoatl contcst6: "&de c16ucle vieuesf &estaras muy cansa" doY bien venido seas; £Cnal es mi imagen? muestramela para que yo la "vea." El j6ven dijo: "Seuor y Sacenlote mio, vengo del cerm de No" noalco, y soy vuestro servidor y sl1bdito. Mira, pues, tu imagen." Luego le di6 el espejo y le clijo: "recon6cete, Sefi.or, que asf saldras de tu propia .Hcame, como tu imagen salo tlel espejo." Luego que se vi6 Quetzalcoatl, se arroj6 espantado y dijo: "&c6mo es posible que mis sl'lbditos y pueblos "me vean y contemplcn con calma 1 £ uo dcber{m. con· razon hufr de mf Y "&como podn1, permanecer entre ellos un hombre cuyo cuerpo esta lleno "de pudricion, su cam do anugas y toda su figura ospautosaf No me veHrau ya mas mis va.sallos. Aquf pormanecerc para siempre." "Sali6 Tezcatl~:JOca, y clijo :'t los tolteca: "no es tau grande Yuestra "dcsventura, que ircis por todas partes." y volvi6 {t vera Qnetzalcoatl, y le dijo: "sal y que te vean tus subditos: to arreglarc y aseare para que "te vean." El coutesto: "pre para y haz todo lo que dices." Luego los artistas le hicierou uuos agujeros, y le pusierou ·la barba. Lo llevaron a la fuente ApanecayctuhtU, lo ::tsearon; tom6 pintnras y con Ja"roja se pint6 los labios; tom6 color amarillo y con 61 sc llizo Cill'vas on la frente; se pint6 la cara tle color verde; y se aclom6 con plumas de quetzal. Ooncluido todo, le preseutaron el espcjo, y se alegr6 mucho, y decidi6 mostrarse a sus subdi tos." "Ent6nces los artistas dijeron a Ih-uinufcntl: "y~~ hemos ido a sacar a "Qnetzalcoatl." Ih~uimecatl se uni6 con Toltecatl y se fueron a Xonaeapay6can, y se les jnntaron los vecinos de Maxtlaton y los tolteca, y alli se pusioron a hervir yerllas quelites, tomate, chile, ejotes y elotes. Hecha la comida, hicieron una horadncion a los magueyes que estaban corea de ellos, de clonde re~ult6 un lfquido que a los cuatro dias de eonservado hizo espuma y se fermen t6. Se clirigierou despnes a T6lla.n, don de resiufa Quetzalcoatl, llevando cl quilitl, Ia comida que tenfan preparada, y el octli, el pulque. Llegados a.llf, snplicaron que los pcrmitiesen very hablar a Quetzalcoatl; pero los guat·das no consiutieron. Suplicaron dos y tres veces, y otras tantas fueron rechazados. Al fin los guard as del palacio les pre gun- • 73 taron de d6nde il>an y de que pueblos eran; y ellos respondieron que emn de Tlamacazcatepec y de Toltecatepcc. Luego que oy6 esto Quetzalcoatl 1 mand6 que entraran. Habienclo entrado, lo saludarou y le ontregaron ]a, oomida que llevaban preparaua. Despnes de que comi6, le rogaron que bebiesc, persuadiendolo de que nose morirfa con esa bebida. Qnetzalcoatl les dijo: "no la puedo tomar porque estoy enfermo, porque es una bebida "que hace perder el juicio, y acaso me haga morir." Ellos le suplicaron que, ya que no pod fa to marla, a lo me nos la pro base con el declo, y asi sabria lo delieiosa y penetrante que era, y verfa cuanto vigor daba al animo. Prob6 en efecto con el declo Qnetzalcoatl, y qued6 muy persuadido de que era cierto lo que le habian dicho; y como lc gust6, dijo {t sus guarclas que bebiesen tam bien. EI demonio ent6nces le dijo: "con las cuatro tomas no ' "se mum·e." Asi os que Io sirvieron por quint~t voz en honor de su auto-ridad; y habiendole gustado, bcllio una gran canticlad. Luego se desvaneci6 y se puso como mum·to; se ensimism6, y sinti6 placercs raros y dulcfsimos goces. So deleitaba en indecillle bienestar, y quiso que toclos bebiesen. Y estando todos ebrios le dijoron a Quctzalcoatl: "Saccrclote nuestro, canta; "este es tu canto; Jevanta tu canto." Y luego lcvaut6 Quetzalcoatlla voz, y canto de esta. manera: ":M:i palacio de plumas ricas, mi temple de cara" coles; dicen quo los voy a clejar. i Ay, ay, ay!" "Oontento ya por ellicor Quetzalcoatl, dijo: "id a traer a la Sei101·a "Quetzalpetlatl que anima mi vida, para que ambos nos embriagucmos." Inmediatamente partieron los guardas del palacio {t Tlamacclmayan en tierra de los Nonoalca, y dijeron ii. Quetzalpctlatl: "nuestra grande y no" ble Sefiora, venimos por tf; el gran Sacerdoto Qnetzalcoatl nos manda "que te llevemos, pues La determinado que lo acompaiies." Ella respondi6: "est{L bien, marchcmos." Luego que llego, se sent6 junto a Quetzalcoati, y le clieron a beber el licor por cuatro veces, y Ia quinta fne por su antoridad. Embriagada ya, llmimecatl y Toltecatl se pusieron a cantar. Y tembloroso levant6 sn voz Qnetzalcoatl, cautando: "qucrida esposa mia "Qnetzalpetlitzin, gocemos tomanclo este licor. jAy, ay, ay!" '' Por haberse embriagaclo, ya nada hablaron con senticlo y razon. Quetzalcoatl ya no fue a hacer las abluciones; ya no hizo penitencia, ni se recogi6 en sn oratorio. Oon la embriguez so qnedaron dormidos. Mas al amanecer, despertaron, se pusierou tristes, y se comprimi6 sn corazon. Quetzalcoatl dijo: "me he embriagaclo, he delinquido; nada podra qui tar "Ia mauch a que ha oscureciclo mi nombrc." Y se pnso a entonar un canto de pmfnncla tristeza, acompauado de sus guardaclores. Quetzalcoatl dijo al acompafiamiento que en las antesalas estaba, y a los demas circuns. tantes: "clejacl qne me ali vie uu poco;" y se sen to eu un trono elevado |