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Show 22 tes, segnu el c6dicc Ramirez, llegado el dia del matrimou~o, ataban una punta del dyatl del ma,ncebo {~ otra punta del httilpilli de la moza, y quedaban casados. Pero la iutervencion sacerdotal se marcaba mas despues de Ia ceremonia: los recien-casados se separaban a hacer oracion y penitencia por cuatro dias, y no se unfan hasta que los sacerdotes los llevaban al apoaento al efecto prepamdo por ellos, el onal ado rna ban siguiendo costu~bres supersticiosas y absurdas, como era el poner en la cama, ya una ptedra chalch,thuitl, ya nu pedazo de piel de tigre. Los desposados en muestra de agradecimicuto, ibau al din, siguieute al templo a hacer ofrend::t de los muebles y mantas de la cc'Lmara nupcial. Interviuieron tam bien los sacerclotes on las ceremonia.q funebres: yaqui nos corrcspondc ya hacer 1a explicacion de las lc'Lminas 13 y14 del A pen dice. Naturalmente las ceremouias ftinebres correspondfan a las ideas que 'teniau los mexicanos de lo que pasaba a los hombres clespues de su muerte. Nos ha conscrvado estas creencias una pintum gerogllfica, que en la coleccion de Lord Kingsborough, es la lamina 2~ del c6dice Vaticano. Ellas dieron orfgen a que los sacerdotes, tan luego como llegaban a Ia casa mortuoria, y antes de hacer otra cosa, amortajaban con papeles cortados de manera simb6lica ttl difunto, y le ponia.n al la.do el agua y Ia comida que debfan servirle en su vin,je. Ponianle enoima otros papeles para que conjurara los peligros del cn,mino, y mataban uu perro que debia acompafiarlo a salvar el primer obstaculo. Era este un profunda rio llamado OhiconcdtualJan, nuevo aguas, 6 Apanuiya, paso diffcil de las aguas, que atravesaba montado en el perro. Pasaba despues el muerto entre dos montafias que continuamente estan chocando la una contra la otra: a este lugar le 1lamaban Tepetlmonanamictia; y se pinta en el geroglffi.co al hombre clesundo que por ellas atraviesa. El tercer paso era el ItztCJ.Jetl 6 montafia cortaute, que desnudo tambien debla atravesar. Segufa despues el Itzecayo, Iugar en que reinaban torbellinos de nieve. Era el quinto el Itzquictnhco, Iugar en que cafan nava.jas de pedernal. El sexto paso era el Tmnininaloya, en que se representa al hombre desnudo recibiendo una lluvia de ft.echas. El setimo era el Teettanicualoya, en que un tigre le mordfa el corazon. El octavo era un lago de agua sucia y oscnra en que pretendfa devorarlo un m6nstruo, a manera de culebra 6 lagatto, segun Torquemada, y que se llamaba Xochitonal: el Ingar teufa por nombre Izmictlanapoclwalocan,, que el Sr. Mendoza traduce el Lugar de los m~tertos, en que hay a.gua y humos. Y como los m'uertos hacfan desnudos este viaje por esto era sin duda el qnemar sus ropas, aderezos y armas. L~ h'i.mina 13, figura 20, nos representa al muerto ya amortajado Y aclornado por los sacerdotes de los papeles de que se ha hablado: rodeado 23 esta de sus amigos y conocidos que, segun el cudice Ramirez, Ie traen presentes y le saludan como si estuviera vivo. El hombre que 'esta a Ia izquierda, en la parte superior, le trae una manta, y le habla, pues de sus labios sale el simbolo de la palabra. La mujer que esta a la derecha, Ie presenta los alimentos necesarios para el viaje, y al hablarle, como ser mas dcbil, derrama lagrimas. Eu la parte inferior los hombres y las mujeres de la familia Horan ante Ia diosa Miquiztli. Debe ser noble el mnerto, puesto que se ve a su laclo un estandarte, y seguu Torquemada, llevaban los nobles un pendon de papel. Cuando los muertos eran personajes importantes, las ceremonias eran natural mente mas complicaclas. Cantabanles los sacerdotes oficios funerales; habfa banquetes, y se daban ropas a todos los que al entierro acucllan; mataban al sacerdote del seiior y a sus servidores y enanos, y a todos los de su casa, para que lo acompafiasen y sirviesen en el otro mundo; y porque alia no tuviese pobreza, enterraban con el sus ricas mantas, sus joyas, sn oro y su plata. Esto es lo que representa la. lamina 14, :figura 21. Esta el muerto amortajaclo en riqnfsima tela y adornado del tlalpolloni, de plumas verdes de quetzal; rodeanlo de lujosas mantas con plumas y piedras; aHf estan sus collares de discos de oro y de preciosas esmeraldas; as1 como sus vasos ta.mbien de oro, y la piel de tigre con que se cnbrfa para ir a la guerra. La ceremonia· religiosa comenzaba sacando como en procesion al muerto. Acompaii.abanle sus mujeres, parientes y amigos, todos lloraudo. Los sacerdotes iban entonanclo trist1simos ca.ntares, sin h~tehttetlni teponaxtli. Recibfalos a la puerta del templo el gran sa.cerdote; y al pie de las gradas clel teocalli quemaban el cadaver, aromatizando las llamas con copalli. Mientras ardfa el fuego, se sacrificaba a los que en el otro mundo debfan acompaii.ar a su senor. Repetia.nse las ceremonias dentw de Los ochenta elias siguientes, y despues de afio on afio hasta el cuarto. De las ceremonias de los fnoerales de los guerreros muertos en el campo cle batalla, estaban encargados los sacerdotes llamados q'l.utuhuehuetque. A estos les daban las viuclas uumerosos ?1tctxtli y dyatl. Pasal>an las viudas Ilorando ochenta dia.s sin peiuarse, lavarse ni vestirse. El Ultimo dia delluto ibau otros sacerdotes a rasparles la sucieclad del rostra, la. cualllevaban al templo para arrojal'la en el ycthuaUucctn. A estos tambien les daban las viuda,s maxtli y ayatl. Asi el sacerdocio estaba apoderado en realiclad de Ia vida publica, de la vida civil y hasta cle la vida familiar de los mexicauos. &Que mucho que estos, eclucados en groseras preocupaciones y en absnrdo fanatismo, ya ni comprendiesen el primer sentido de Ia religion nahoa¥ Oonvertida DullAN.-TOlll. TI.-Ar. 4 |