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Show 74 Morti.fioado con orneles remordimientos de lo que habfa pasado, la angustia de sn tristeza y su vergiienza no tenfan medida. Nadie se atrevi6 a consolarlo ni {~ alentarlo: cl se acogi6 al dios, y ante el llor6." " Despues les dij o: "es preciso q ne yo abandone Ia ci udad: id pronto y "decid que construyan mi babitacion sepulcral, te1)etlacaJli." Labraron luego una losa para tal objeto; y cuando estuvo labrada y concluida, tendieron en ella a Quetzalcoatl. Habiendo pasado cuatro elias de enterrado en el sepulcro, se levan to y dijo a los guardas del palacio: "ocultad los "regocijos que hemos tenido; esconded todas nuestras riquer-as; y mani" festad contento y alegri::L." Obedecieron los guardas, y ocultaron las riquezas en el baiio del palacio de Quetzalcoatl, .Atecpanamochco. Al irse Quetzalcoatl, se p:tr6 y llam6 a todos sus set·vidorcs, llor6 con ellos, y se fueron {t Tlfllan TJapallan Tlatlayan; y alll volvi6 a llorar Quetzaleoatl y a entristeCCI'SC IDUChO. Y ningunO SC :1CCI'C6 {L el para COllSOlarlo, ni lo detUVO en su marcha." "En cl mismo afio ce acatl, lleg6 Quetzal coati al mar, al agua que esta junto al .firmamento, teoctJUtn-ilh~ticaatenco, y vi6 en el agua su imagen, su hermoso rostro, Y se adorn6 cou todas sus riquezas, y se arrojo en la hoguera. Lucgo se escondi6 en el luga,r llamado Tlatlayan. Se dice que euando comenz6 a ar<ler, se Jevant:tron sus cenizas, y aparecieron {L presenciar el sacrificio las aves m{Ls bermosas, como el tla~thqtwchol rojo, el xiuht6totl azul, el tzinit.ccan tomasolado, el ayou.an, el toznenmn,e, el allornecochorne, y otros muchfsimos paj:tros preciosos. Lucgo que se consumi6 en la boguera, sali6 de lc:ts cenizas de su corazon su espfritn en forma de estrella y subi6 al ciclo; y dicen los viejos que esa estrclla es ellucero de la maiiana, y por eso llaman a Quetzalcoatl, tlalmitzcalpantecuhtli, el seiior que brilla en los campos sobre l:ts cas:ts. Y dicen que cuando muri6, no pareci6 luego en el cielo, porque fue a visitar el in:fierno; y a los siete elias sali6 ellucero grande, y Quetzalcoatl fue divinizado." "Tam bien sabfan que csta estrella, en ciertos elias, infl.ufa mucho sobre las gentes. Si se preseutaba en din, ce cipactli, era de mal agliero para los ancianos; si en ce ocelotl, ce mazatl, 6 ce x6chitl, lo era para los nifios; si en ce acatl, para los sefiores; si en ce quiahuitl, impedfa que Iloviese; si en ce 6llin, era mal signo p:tra los solteros; y si en ce atl, era,cle buen agliero para todos. Y de esta man era hiere a las estrellas antignas, y todas caminan juntas a la manera de tigre mancbado, ocelotl." "Asf refieren minuciosamente los ancianos lo que pas6 en el afio ce acatl, y como en el muri6 Qnetzalcoatl despues de scsenta y dos aiios. Y aquf termina Ia historia de Quetzalcoatl." 75 He aqnf I a leyenda, una de las mas hermosas qne nos ha legado I a antigliedad; y en la que los tolteca mezclaron sus ideas astron6micas, religiosas e hist6ricas. Todos los pueblos antiguos que carecieron de escri'tura para dejar relatos minuciosos de su historia, tuvieron que rccurrir {t pinturas aleg6ricas para fijar sus anales; y para conserv:tr los bechos mas culminantes, inventaron leyendas cortas que pudieran gnardarse en la memoria, y asf pasar de generacion en generacion. Estas tenian un sentido simb6lico que con el tiempo fue perdicndose para el pueblo, y que solamente los sacerclotes en esto aleccionados Io pcnetmban. Asi nos lo euseiia Ja, historia de touos los pueblos: lo mismo eu el Egipto que en la Grecia, Io mismo en la India que entre las razas naboas. Estas alcanzaron la manera de .6jm· sus anales, porqne tnvicrou modo de seihlar determiaa<lamentc Ia cuenta de sus afios. Y no solamente logmron pintar los objctos visibles, y hacer :fignras convencionales para los dioses y los astros, y para signi.ficar l:t lluvia, el aire, el fnego, la nieve, Ia peste, el movimi ento, y c:tsi touo aquello que materialmcnte uo se podfa :figurar; sino que tom:tndo cl sonido de las palabras que representn.ban los objetos, combinabau estos para encontrar los nombres qne querfan; y as( formaron una escritura foneti ca. Oon cl tiempo se fneron simplificando los signos figurativos, simb61 icos y tr6picos; y aun los signos foncticos, que al principio cbb:tn el sonido de toda la pal abra, iban reducienclose a la representacion monosilabic:t y ll egaron a dar el sonido de las vocales. Sin embargo, no consiguieron la escritura alf:tMtica; y s6Io pudieron expresar los nombres de personas y de Iugares, y algunos acontecimientos notables de la naturaleza, como una inunclacion, un temblor 6 la aparicion de un cometa. Su simbolismo religioso era convencion: tl, y escapaba al conocimiento del mismo pueblo. Oon tn,l escritura s61o podia saberse que en tal aiio tal rey h:tbla subido al trono, y qne llabfa becho tales conqnistas. Esta no es Ia bistoria de la bumanidad: hoy quiere S[tberse su desarrollo progresivo, la marcha incesante de sus ideas, las causas moralcs de su grandeza 6 de su a.niquilarniento, importanclo poco toda esa serie de minnciosiclacles que los cruditos snstituyen a Ia, verdadera historia. La leyencla llena el importante bueco que dcjan csos anales incompletos; nos muestra como en relieve el aspecto moral de los pueblos; y nos explica en su prodigioso simbolismo los motivos que nos calla ]a pintura, que s6lo nos dice que se destrny6 un pueblo 6 que se alz6 un rey sin que sepamos por que asf aconteci6. Naturalmente, patto de Ja ima«rinacion la, leyenda, la mayor 6 menor pocsfa de los pueblos l:t cambia y ~odifica: un mismo becho se relata con cliferentes episodios mas 6 menos complicaclos; y el que no ve una sola verdad en el fonclo, se con- |