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Show I 66 mas verdes oroada.· de ro as. En lugar del par desnudo que se salva en las otras cat{~stroH~s, vcn e aquillombres y mujeres, vistosamente vestido · con adomos de ramas, que alcgre hablau, llevando en las mauos fl.ot·es y })auueras como en seiial de fie ·ta. No es, no podia ser la representacion del fin del cuarto sol, que deb1a tcrminar precisa.meute por una catastrofe. Ningnn::t explicacion 16gi a, podria darse, de que touos los soles, b::tsta el quinto, encermhau ueccsariameute Ia illea de uua calamidad, y que solo cl cua,rto llabf<L sido iudul tado de tan tenible destiuo. Hn.y que buscarle, pueR, sn venladera conclusion al cuarto ::;ol: y notes· que so lbm6 sol de tietm, porqlle lo termin6 una cal::tmidacl hist6rica; lo <JUC lltL hecllo supouer inoceutemeutc a algunos cronista , que pudo coucluir hL cuart~L edau por terremotos. Si bnsca.mos sucesos hist6ricos, eucouLramo~ al fin uel siglo VI la dcstrnccion del imperio tlapalteca; pero lo toltcca, uo podbn cousidcrar e ·te acontecimicuto como una catastmfe; fn6 por cl coutmrio el odgcu de su nacioualida,d. Ad mas, lo habrfa.n seiialado en sus gcroglHicos. Volvienuo a.! c6uice V~tticauo, yo creo que las pinturas de los soles perteuccla. n al Tcocunoxtli o libro divino. Oueuta la. cr6uica, que Iuego qne se fund6 Toll:1ll, se reuniorou en un solo cuCIJ o las tmdiciones de la raza, y que su autor fu6 llnemac. Natla mas cre1ble que llucmac, la primera teocracia, que coJ.Deu~aba impouiendo su imperio religioso en Teotihnacau y OlwlOllau, y dedicando las tres piramides a sus dioses Tonacall!ctthtU, TezccttUpocct y Quctzalcoatl, cuidasc do conservar y hacer imperecedents sus trauicioucs di vimts. Por eso, segnn ella,s, pintaron los treg sole· que l.tabhtu p~ts~M1o, y coucluido cou las ca.tastrofes referidas; y como vi viau eu el cuarto, se ljmitarou a fijar los aiios tmscmriclos desde el tercero l.Htsta Ia 6poca do Ia pintura. Fue esa epoca Ia primera tllocracia, epoca de bieuaudanza eu que un pueblo, uespues de mas de un siglo de peregrinaciou y d trabajo ·, se aseutaba al fin feliz y pocleroso, habienclo couquistado las grancles ciudadcs de Manhemf, Teotibuacan y Ollo16ll::tn. Y por eso es el pin tar al pueblo eu fiestas y couteuto, presidido porIa bella diosa de la a.legria. Yo me atreveria l.J.asta decir, qne el geroglftico representa a T61lau en el aiio de sn funda.ciou, ce tochtU 67 4. rero ese mismo aiio naco el sol eu 'rcotihuacan, y parece que hay mzon para con tar desde el el quinto sol. Pero n6tese, que uo fue una calami dad ino uu triunfo, y que seria ral'O que como tal quinto sol no se hubiese pnesto en los auales gerogllficos. Debemos, pues, busca,r una nueva causa a este nuevo sol, y la vamos a encoutrar en el orgullo de los mexicanos. En el afio 1116 se desmoron6 el imperio tolteca, representante ent6uces de Ia antigua raza uahoa: los rei nos del Norte habfan desaparecido, y de G7 aquella bizarnt y poderosa civilizaciou 110 quetlaba m{~s mucstra que T6- 1lan. La <lestrucciou de Ia ciudacl pnso en peligro Ia existcucia. de tocla hL raza: fue pam ella c~tlamidad tan grande como sus anteriores destrucciones por el agua, el aire y el fuego. Ya no fueron los elementos los agentes de la desgracia, fueron las pasiones humanas, desataclas furia que hacen mas dai:io que los desat~tdos elementos. Ya no baj6 del cielo la causa de la · catastrofes: engendr6se en la t ierra, en el corazon de los mismos hombres; y por eso se llamo i cste sol, el sol de tierra, Tlaltonatiuh. Los mexicanos, pueblo esencialmentc orgnlloso, Labfan quericlo tener su dios propio, y baciendo un dios de su jefc IbtibilopochtU, lo pnsicron sobre los de mas clioses de la raza. Tiabian q ncriclo toner una cindacl pro pia, y Ia levantaron sobre las aguat> Llcllago, y Ia hicieron sefiora de su imperio y de sus couquistas. Oomo la ntza toltcca era, la reprcsentante de la m{~s grande y mas autigua civilizacion, qnisieron aparcccr sus bcrcderos, y modificanuo su cronologfa, como vercmos m{~s adelanto, di0ron por priucipio a su viajc el aiio de Ia clestmccion U.e T611an. Quisierou en su orgullo que esta fnera una nueva ora para toch la raza, e iuventaron un quinto sol. La calamidad del cuar·to era Ia dcstruccion de T611au, 1:1 nueva era, su peregrinacion; el dia ell que concluycra el quinto sol, el sol mexica, debfa acabarse clefinitivamente el mundo. Yo no niego qne los texcucanos, pueblo orgulloso tambieu y rival de Mexico, qniflierau a su vez toner nn quinto sol; que les pa.recicra humillante aceptar el mexica; y que ya fon:nada l::t fabula de 'reotihuacan, tomaran estc suceso como principia de la nueva era. Asi me explico cl texto de Gomm·a, quicu lo tom6 de Motolinfa a{m con el enor de calculo. Y asf es como verdademmente se vienen {t concordar las opiuiones oucontraclas del Sr. Orozco y mfa. De tocla.s maneras, la dedicacion de las piramidcs de Teotihuacau y OhoIOllan fue un gran suceso en la llistoria de la raza ~aboa; fuo el triunfo de sus ideas religiosas, Ia perfeccion, digamos asf, de su couquista. La vieja civilizaciou del :Norte se planteaba en el centro de mauera energica y segura. La prim era teocracia de T6llau, el primer Huernac, haM a cnmplido su gran mision en el centro mismo, en el corazon del pafs. La civilizacion del Sur, dos veces vencicht por los ameca y los ulmeca, lo estaba ya definitivamente y para siempre. La raza uel Sur, como todas las demas, olvidanclo sus viejos orlgeues, pretenderfa eu lode adelaute y como un gran l.Jonor el descender de los tolteca. El sol que se levan to sobre el tzcwualli de Te~tihuacan, innnd6 con sus ra.yos de oro todos los pueblos de las vie-jas civilizacioues. |