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Show v dad y rap~cidau de los Espa,noles agena de Quetzalc6huatl 1o~ de .. tenia. A probar que Cortes lo era para someterse a el se dirjgieron todos los discursos de Maxiscatzin en el Senado de Tlaxcala. Sobre esplorar esto rodaron todas las conferenctas de Motruhsoma con Cortes, como consta de todos los' historiadores, pues ~1oteuhsoma no se intitulaba sino teniente de Quetzalc6huatl, y todo el iirte de Cortes estaba en persuadirle que el rey de Espana era estc. Asi le escribe en su primera carta a Carlos V.: yo le 1·espondi a todo lo que me dijo satiifaciendo aquello q·ue me pareci6 que convenia, especialmente en hacelle creer qne V. JJf. era a quicn etlos. espcraban. Engaiiado as1 Moteuhsoma junto los reyes y senores de su imperi.o, y arengandoles con Ia misrna tradicion que sabian y estaba escnta en sus monumentos, se reconoci6 por feudatario dcJ supuesto Quetzalc6lwatl; y no solo en cada reyno del interior se ha· ll6 Ja misma tradicion de gentes del oriente que debian venir aun en las -~~tillas se encontr6 la misma, y por eso en todas part~s se ]es rec1b10 como una raza santa. sino que contradiciendolo despues con sus costumbres, los Indios se recelaban de haber sidG> engan_ ados, y tes~ifican los Misioneros que no cesaban de esplorar si sabJan sus antlguallas, y de preguntarles en Mexico, d6nde era Huehuetlapallan, ad6nde se habia ido Quetzalc6ltUatl. Ningun misionero. ?e los que han escrito basta hoy ha dejado de npuntar los ve.sttgws claros del cristianismo que encontraban hasta entre las tnbus salvages, de cuyos testimonios pudiera for.mar un grueso volum~n .. Ya que no es este lugar, indican~ siqmera algunos de .los ~rmc1p~les . que han tratado la materia para que otros puedan mstrmrse, s1 Dws no me diere vida para demostrar todo est~ de prop6sito. Desde el siglo 16 escribi6 cl Domimcano Fr. Diego Duran en Mexico para probar esto, ecshiviend? lasC1 pru~bas. que hallaba en _los ~s~ritos y practicas de los Indios. ~u htstona que no pudo Impnmu, se vendi6 alP. Tovar Jest. Iita, (v.ease l~ hist~ de Stu. Domingo de JHexico por Davila Padilla .ultu~a hoJa) q.men .Ia di6 al P. Acosta: y este la imprimi6 en su htstona de IndJas, sm mentar al autor que no hizo sino copiar, como le ec~a en cara Torqucmada, ni podia hacer otra cosa, pues no estuvo si.no de ~.aso en N .. Espana,. ni entendia una palabra de lengua Mex1~ana. 81 Ia .entend1ese 6hub1era asentado el desatino de que los M~x1canos ne t1enen palabra con que significar a Dios como los Gnego?s, cuando es. tan se~1ejante el teotl de aquellos al thcos de ~stos. No ha habJdo nac10n que tuviese ideas mas claras de Dws y de todos sus atributofZ, como adelante dire. (~) En . (*) El error de Acost~ provino de haber oico a los Mexicanos US.\1-f SH~mpr~ de la palab:_a Dws aun habland.o. en su lengua: y no sabin que esto vmo del crnpeno que tomaron lo~ nnswneros fra.ncjscanos de que no VI dicha historia de Aeo~ta se 1een a cada paso vestigios c1aros del Cristianismo en la~ cere rnonias religiosas de los Indios, y <:n su c.reencia asi sohre ]a Trinidad, como sobre la Euearistia, la Penitencia &c., sino que el P. A costa lo atribuye to do a £nenseoanza del diablo, que dice qniso hacer la mona de Dios. iAl diablo verdaderamente se le ofrece meterse a fabricante de cruces y maestro de doctrina Cristiana!. Muy tonto lo quiere hacer, cuando siendo enernigo del Evangelio, lo suponen preparando los. unimos para re c.ibirlo, con hacerles antes crcer sus mas elevados mistcrios. El diabl~ y los profetas id6latras son sin embargo el recurso continuo de toclos los escritores Espunoles para eJudir los testimonios, que a cada paso han encontrado de la predicncion Evangelica, y ya sc sabe, que efugios tan ridicules y desesperados en en hombres tan habiles como Acosta, solo .sirven para acabar de demostrar que los hechos son innegables. 'I'al vez Acosta, dedicando Sll historia a los reyes, no se atrevio a dedarar Jo <] ue sentia, porque por lo que dice sobre esto en su Obra de procuranda lndorum salute, se conoce, que el creia sobre eso otra cosa Jnas que el diablo. En cl mismo siglo el Arzobispo de Sto. Domingo Davila Padi1la, eronista real, escribi6 un libro para probar la predicacion A.post6lica en las Indias, y 8unque no se imprimi6, el mismo la cita en su 1t£storia de St6 Domingo de Mexico y otros AA., como ~'Ialuenda de ./lnte-Cristo, el cual, sin embargo de no haber leido ni a Duran, trae bastante y dice, que si alguno porfla en sostener la dicha pre· 'dicacion, el cedera sin mucha dificultad. Sigui6se el celebre P. Torquemada, y siguiendo a los prim eros misioneros trae bastante y bueno para probar Ja predicacion Apostolica en las Indias en su Monarq. Ind. t. 3. lib. 19 cap. 48 y 49: sino que temeroso del gobierno, despue~ de haberlo contado todo c.omo verdadero, citando misioneros re:spetables, concluye como dudando, que no devi6 de tenerse por cierto, pues no se hizo caso de cosa que tanto lo merecia, y que puede ser lo enseiiase todo el diablo como mona de Dios. Luego en principios del siglo J 7 escribi6 otro religioso no me nos instruido y caracterizado que el P. Betancurt, y prueba lar-llamasen a Di?s co~ los .Hn·minos de su lengua propia, pant que no · f~rmas en, ( dec1an,) tgual Idea del verdadero, que la que tenian de los dwses falsos. Los domin]canos replicaban, que no lo habian sido menos los de los Griegos y Latinos, y los ap6stoles no les mudaron el nombre d.c J?ios por cl hebreo, y que los Indios se desatinaban no pudiendo fiJar tdea algona con la palabra Dios. Al cabo uniendose a]D'unos dominic?- nos a la mult_jtud franciscana preva1eci6 la opinion de ~stos~ que f.Or c1erto era desatmada. |