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Show 270 man chipolli, y sartales de oro, y en l~1gar · ~e pei_; narse 'escarrapazahanse los cabcllos ac1a .arnb~ por parecer espantables, y en ·1a cara se ponuln c1ertas rayas con tinta y margagita, y en los agugeros . de las orejas ponlanse unas turquesas que se Haman xzuh.nacochtli. En la cabeza ponianse unas plun1as blancas con1o penachos, y vestianse con las mantas de m~guey que se llaman Chalcaayatl, las cuales er~n teg~das de hilo de maguey torcido, no eran tu~1das sino flojas y ralas, ft manera de red, y pon1an unos caracoles mariscos sembrados, y atados par las rnantas, y Jos princi pales vestianse con las mismas rnantas; pero los caracoles eran de oro, y Jos hombres valientes que se llamaban Quaquachz'cti, traian atados ·a las manos unos ovil1os grandes de algodon, y tenian costurnbre cada dia a ]a puesta del sol de poner Iurubre en Ia casa de Cu.icacalco los n1ancebos, y con1enzaban a bailar y danzar todos, hasta pa~ada la media noche, y no tenian otras mantas, s1no ·las dichas chalcaayatl, que · andaban casi desnudos; y despues de haber bailado todos iban a Jas casas de Telpuchcali a dormir en cada barrio, y asi lo hacian eada noche; y los que eran amancebados ibanse a dormir con sus amigas. CAPITULO 'll. • De los castigos qne hacian a los que se emborrachahan. Loc; mancebos que se criaban en 1a casa del Tclpuchcali, tenisn cargo (como se ha dicho) de barrer y lirnpiar la casa~ y nadie bebia vino, sino so-:lamente los que e'ran viejos~ y esto muy secretamen- .te, y bebian poco, que no se emborrachaban; y si parecia un ,tnanc~.bo borracho pub)icn u1ente o si le hallaban con e) · vino, 6 lc veian caldo en la calle, o iba cantando, 6 estaba acontpaflado con los otros . , • • r271 borrachos,~ este tal si ·era 1nazevalli [ 6 plebello] castigabanle dandole de palos basta n1atarle, 6 le daban garrote delante de todos reunidos para que tornasen ejen1plo y rniedo de no ernborracharse, y si era noble el que se emborrachaba dabanle garrote en secreto, y estos rnanccbos tenian sus amigas cada uno dos 6 tres, la una tenian en su casa, y las otras estaban en las de sus familias, y quien queria saJir de la casa del Telpuchcali v deJar Ia conversacion de los maneebos, pagaba · a los rnaestros de estos diez 6 doce mantas grandes que Haman quachtlz', si tenia hacienda; y a5i en consintiendo los tnaestros de los rnancebos luego Io dejaban salir de. aqu~Jla casa, y casaba~e, y ent6nces llan1aban 'l'lapalzuhcatz, que qu1ere dec1r que ya .no es mancebo sino que es casado; y el que era bien criado y aficionado a las costumbres de los rnancebos no salia de all1 de su volnntad, aunque fuese ya de edad perfecta, sino que por mandado el rey 6 seflor salia de dicha casa. De estos rnancebos no se elegian los senadores que rcgian los_ pueblos, sino otros oficiales n1as bajos de la repubhca, t}Ue se llamaban Ttatlucate-ca, Ttatlaeuihcalca, y .Jlchcacauhti,. po.r ·que no tenian buena vida. por ser an1anceb~dos, y osaban decir · palabras hv1anas y chocarrenas, y ' • 1 habluban con soberb1a,- · y osauamente. CAPITULO VII. De como los senores y principaks, y genle de tono ofre- , cz'an sus hy·os a la casa que se llamaba Calm,eca~, y ifa las costurnbres que alli los mostraban •. ~ Los senores, 6 principah~s~ 6 anciaqos, ofreciaft ! sus hij,os a Ia cas a que. se llan1a ba · Calmecac: _er'~ su intencion que alli se cnnsen para que fuesen mJnistros de los idolos; porque decian que e.n. Ja. c~sa de Calmecac habia buenas c*o stun1b•r es, doct~1na y CJer- I • • " |