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Show ~54 a llevar estirando al mucrto dando gritos y 'Voces, pero ~n rompiendo5e una saga todos los que estaban as1dos a ella marian, y tam bien perecian los que se empujaban caycndo unos sobre otros. De este modo llevaron el cadaver hasta el m onte, y los que volvieron no sentian aquello que les habia acaecido, porque estaban con1o borrachos. CAPITULO X. De otros ernhustes del mismo nig1·omantico. Otro embuste hizo el nigromantico en el pueblo de Tulia, pues dicen que andaba volando una ave blanca qu.e se Jlarna lztaccvixtli pasada con un __ a saeta algo lejos de la tierra, y claramente Ia v.e1an los Tultecas ~~ando dirijian los ojos acia arrJba. Otro embuste hizo tambien, y fue que los Tultecas vela~ de noche una sierra que se Barna Cacat~ pec arda~ndose, ~ las llamas parecian de lejos, y al tJetnpo que la ve1an alvorotabanse dando gritos y v_o ces, y estaban desasosegados, y decian unos a otros io Tultecas, ya nos .acaba Ia fort?na, ya perecemos, ya se acaba Tultecazutl! iYa nos v~no 1a mala ventura, g.u.ay de nosotros! cA donde nos iremos? jO desventut ~dos de nosotros, esforcernonos! Otro em buste m.as h1zo :I nigroman~ico, pues J.1ovi6 sobre e1los piedt as, Y pa:sado esto cayoles del c1elo una piedra grande que s~ .Jla~1a~a techcatl, y desde ent6nces andava una . VIeJ~ In?Ia en un Iugar que se Barna Cha-pultepecuztlapz~ o, o por otro nom bre Veizinco, vendi en do unas , ban?eniJas de papel y gritando: pl. las banderas. qu1en se determ1naba a n1orir Iuego de · cornprad tn.e b . cia, una andenlla, y siendoJe mercada lueg~ se 1ba adond e estaba Ia dicha piedra techcatl y alh 1e mataban, y no habia quien digese ~que es esto que nos acontece,? y estaban corno locos. ~55 CAPITULO XI. De otro embuste del mismo nigromantico, con qttc mat6 otros muchos Tullanos. I Dicen que todos los mantenirnientos se vol-vieron acedo's y nadie los podia comer, y una india vieja pareci6 (dicen que era .el .mi.~~o nigrom~ntico el cual se present6 en figura de Indta vieJa) y asentose en un Iugar que se llama Xochitla, y tostaba el maiz, v el olor de este Inaiz tostado llegaba a los pueblos de toda la comarca, y cuando olia.n los dichos T ultecas el maiz luego venian corriendo, y en un n1orn ento llegaban al dicho Jugar de Xochitla, donde estaba Ia dicha vieja [porque dicen que los Tultecas eran ligeros, y aunque estaban muy lcjos venian presto, y llegaban a don de q ueri~n,] y todos cuantos vent an de Jos Tultecas, y se JUntaban, los rn ataba la vieja, y ninguno de ellos se volvia, con este gran engaflo 1nat6 muy roue hos. CAPITULO XII. De la huida de QUETZALCOATL para Tlapallan, y de la$ cosas que por el cam.ino hizo. Otros muchos embustes acaecieron a los Tnltecas por haberseles acabado Ia fortuna, y Q_uetzalcoatl teniendo pesadun1bre por ellos acord6 de Irse de Tulia, a Tlapallan, e hizo quemar todas las casas que tenia hechas de plata Y. de concha, y mand6 .enterrat · otras cos as muy prec1osas dentro ·de las sierras 6 barrancos: convirti6 los arboles de cacao en otros arboles que se llarnan mizquitl, y demas de e~to mando a todos los generos de aves d~ pluma nca, que se llarnan quetzaltototl, y tlauchquechol que se fue- * |