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Show 362 en la ciudad, donde le hi.cieron grandes y ret6ricas pl:Hicas. Luego que lle<Y6 el rey empeQaron a entrar los captivos de aquellas pro-b 1 . uincias y con ellos todos los que los auian preso, y hecha a cen· monia a los pies del ydolo, de comer tierra y rodear el templo a la redoncla, pasaronlos por delante el rey, el qual mand6 les diesen todo lo que uviesen menester; don de despues de auerselo dado, manrl6 repartir mucha ropa de mantas (que entienrlo debian de ser los despojos de aquellas ciudarles que quedaron yermas y asoladas) entre todos los soldados, asi de los de la ciudarl, como de los de todas las prouincia , los quales muy contentos se fueron a sus ci.udacles y los captiuos fueron sacrificados en la -primera festividad que cay6 despues de su prision, y el sacrificio fue el quellos llama-nan desollamiento de hombres. CAPITULO XLV. Do c6ruo onviaron g nte do iod.at~ Ia:; prouincias mcxlcunus y atomics a poblar las dos ciudo,u oi:l quo quo<lal'on do pouladas do AlauizLla y Ozioman. Despucs de pasados algunos dias que, segun quenta la ystoria, fueron mas de seis meses, ocupado el rey en algunos negocios que importauan {t su real corona, no dandolc lugar a hacer lo que le auian dcmandado los de Teloloapan, acubo deste tiempo, desocupado de toda ocupacion y cstorbo, mand6 que los sefiores de Tezcuco y Tacuba viniesen {t los acostumbrados consejos y pareceres, sin los qualcs nunca se hacia ni determinaba nada; y aunque en aquesto mostraua tcner sujecion cl rey de Tezcuco a Mexico, parece por otra parte tener algun mando y superioridad en la mesma ciudad .de Mexico, porque siempre era el primm·o qu hablaba, y lo quel decia.se guardaua, y en las elecioncs su voto se seguia; y que esto sea as£, en lo que de presentc vamos tratando, se vera auerse seguido su parecer absoluto y no la voluntad del rey Auitzotl de Mexico, ni el de Ttacaelel su coadjutor. V enidos, pues, a Mexico los dos reyes Ner;aualpiltzintli y Totoquiuaztli, solos con el rey y Ttacaelel entraron en su consejo, y pro- 363 poniendoles Auitzotl ]a causa de su venida, les· dixo: Senores: ya sauis c6mo de ]a guerra pasada que con los de Teloloapan, Ozto~ man y Alauiztla tuvimos, sucedi6 quedar las dos dudades despobladas y todos los frutales, cacauatales, algodonales y todas las tierras yermas y desiertas, que seria gran liistima que aquello se perdiese y rlestruyese; por tanto, yo e determinado de inviar gente que la pueble y que goze de aquello y ]o beneficien; por tanto, yo e pensado en ello, y considerando ser aquellas ciudades populosas y grandes, quiero enviar de mi ciudacl quatrocientos vccinos casados, que de mi parte vayan, y que cada uno de vosotros envie de su prouincia otros quatrocientos, que sean por todo · mill doscientos, y que de todas las demas prouincias vayan cada veinte vccinos que sc juntaran, otros ochociento , de suerte que vayan dos mill vecinos, mill para cada ciudad. El rey de Tezcuco rcplic6, que le parecia bien su determinacion y que aquello no era cosa nueva en enviar a poblar tierras desierlas, que ya otras veces se auia hecho; pero que sacar quatrocientos vecinos de la ciudad de Mexico, que le parec1a inconviniente y mucha quiebra para la republica mexi~ cana; que no era su voluntad ni parccer que se sacasen della tantos vecinos, y que lo quel determinaba era que solamente se sacasen docientos, y que estos docientos, para que nose echase de ver la fa.lta, se echasen por los barrios repartidos y que diese cada barrio cinco y que nenguno fuese for<;ado a ir, sino que proponiendoles la fertilidad de la tierra y la mucha r1que<;a della y que no iban a ser trihutarios ni pecheros, sino solo {t go<;ar de aquellos cacauata! es y algodonales y frutales, y {t ser sei'i.ores ·dello, que el que se mo~ m.e se G/,t 1. r d d su vo 1u ntacl, esos fuesen· y no mas; y si alguno otro, como sobresaliente de su voluntacl, despues de cumplido el numero quixese ir, que siendo ca!'!ado y persona puhlica,· no se Ie diese licencia sino fuese mancebo soltero, que como .moQO quixese ira probar su ventura y a buscar su vicla, y que otros tantos irian de Tezcuc() y otros tantos de la prouincia tepaneca, y que de las demas prouincias carla prouinoia sefi.alase conforme a su posibilidad, y todos cle su· vol.untacl, sin ser for<;ados. El rey Auitzotl y el de Tacu ba y 'Ftacaelel, visto el parecer de Ne9aualpiltzintli, nenguno os6 contradecillo, antes callando y dan- ' |