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Show 76 del Rey Jtzcoatl y a los mas preneipales deudos snyos. Pue:::to n sus eseuadrones y ordenan~a. el Rey bi~o una phUiea a todo el ejcreito, esfor((andoles a morir 6 veneer, poniendol por rl !ant el nombre que siempre la nacion mexicana auia tcnido n cste munclo; y pues 1 aquel era el primer c mhate, que para 'alir con honra y hacersc temer y temblar a las clemas nacione:s, era aquel: que nadie no desmayase, que Ia mueha gcnte de los tcpanccas que lleg" auan basta los montes no hacia al caso, sino el animo varonil. Y a f. mand6 que todos siguiesen a su capitan, acudicndo a donde viesen auer mas necesidad, y que ninguno echa e pic aclelante i no fuese mandado. Y con esto empezaron a marc bar acia Azcaputzalco con mucba 6rden y concierto. Llegados a un lugar que se dice Xoconochnopaltitlan, lo oe Azcaputzalco los salieron al encuentro con buena ordenan~a lleno de grandes rique~as de oro, plata, joyas y plumeria que por deuisas y arma trayan en las rodelas y a cue::;tas en la e palda~. Lo~ mexicanos, como los vieron, cobrando animo y fuerzas Tlacaelel, que como general oe aquella gente mexicana claua la indu tria cl la guerra, mand6 {t todo los capitanes y sefiorc y mancebos, que mostraban deseos de la guerra, que puesto~ en un alto, oida laseilal del tambor, arremetiesen {t los enemigos, y que la demas gente comun y soldados de poco animo, se estuviesen quedos, y que el rey los tuvie e {t punta para su tiempo, mandandoles que si los enemigos fueseQ. de vencida, se fuesen allegan do poco {t poco en su ordenan~ .acia la ciudad de Azcaputzalco. Apregonl:\dO lo clicho en el xercito y lo sefiore~ todos pue to en ala contra los ~zaaputzalcas, con sus rodelas y espadas, el rey ltzcoatl toc6 un pequefio atambor que a las espaldas traya, al son del qual al((aron los mexicano todos los del exercito tan gran vocerfa y silbos y otras alga<;aras que pusieron gran temor en toda la gente contraria, y arremetiendo los senores y todos los que estauan en ala, con animo invencible, mezclandose con los de Azcaputzalco, hirieron a diestro y a siniestro, sin 6rden ni concierto, 1 E~ periodo que sigue cs mo.s corrooto y chwo en ol An6nimo citado; dice nsi ·-" Y que mmtscn que aqucl ero. el primer o m bo.tc y muy buena 0011 ion para snlir 001; gr·o.u bonra Y hacet· temcr y tem blo.r las derno.s no.ciones; que no.dio, otc." 77 cmpe((aron apcllidar Mexico Mexico, y de tal suerte los alborotaron, que emp gn.ron {t p t•rler el 6rcl•n que trayan y a desbaratarse, cayendo mucha gente de Ia comun muet·ta, Mtnrlo e los mexicanos tanta priesa y mana en los herir, que empe<;<aron los azcaputzalcas ft rctirarse {t su ciurlad y lo mexicanos 1 gan{wd les tierra. Algunos del excrcito mexicano que basta entonces anian e tado con algun temor y cobardfa, viendo que los uyos prebalecian, empe~aron a salir, cevarlos de Ia co<licia melitar, y a mezclarse entre los enemigo ' de ucrte qu uno. tras otro~ i uan ccvanoo de gente poco a poe su e cuadron, que los nzcapu.tzalco no puuieronles 2 re istir empe~aron a de amparar el campo y a meter e en su ciudad. Tlacaelel, gen -ral de aq uel excrcito mexicano, em pe~6 {t apellidar vitori a, entrando tras llo en Ia ciudacl, matanclo y hiriendo in piedad ninguna. Entonc s el rey mand6 a todo el resto del exercito que con cl auia quedadn, que a olasen el pueblo y quemasen la casas, y que no 1 erdonas n {t "iejo ni nino, bomLre ni muger y que roba:-; en y aqueasen todo lo qu·e en ella alia en, lo qual sin ninguna Ia tima, antes con ]a mayor crueldad oel mundo, fue becho y exc· cutaclo; no dexando casa en yesta 3 ni hombre ni mug r ni nif!.o a vida, aluo los que buy ndo se auian acoxido a los montes y collados. Los mexicanos, igui ndo su vitoria como pen·os encarni~ados, llcnos rle furor y ira los ~iguieron hasta metellos en los montes, donne los azcaputzal ·a~, postrados por tierra, rinrlieron las armas prometiendoles tierra. y de hacelles y labralles casas y simenteras y de ser sus perpetuo triuutarios ; de dalle pierlra, cal y madera y todo lo que para su u.stento uviesen menc ter de mafz, frisoles, chfa y chile y de todas las legumbres y semillas quellos comen. Elias 4 apiadanoo e del los el general Tlacaelel, mand6 cesar el a1- cance y recoger su gcnte, hacienclo jurar a los de Azcaputzalco que cumplirian lo que prometian, los quales asf lo juraron y prometie· ron. De alii se volui ron los mexicanos vitorioso y alegres a u ciudad con rnuchas rique<(aS y despojos que en 1a dudad allaron, 1 ii ~;cgnil'los. (Or!gcll1, etc.) 2 No pudiondole~:~re istir. 3 eol1iesta, 6 en pie. , . 4 Parecc rc<lnndn.nte esta pal a bro.. En el An6nimo se lee: "Teniendo last1madellos etc. |