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Show II I I I I I I 268 der, sobre lo qunl uvo en aquel punto uha potfia y batalla muy renida, muriendo mucha gente de ambas partes. En aquel punto Tlacaelel, desde lo alto del templo mand6 tocar los atambt:>res y bocinas 1 caracoles y otros instrumentos quellos tooauan en las ba .. talla , oon muchos silbos y aullidos temerosos que usauan, al sonido de los quales los mexicanos cobraron animo y esfuer9o, y apretando a los de Tlateluloo los hicieron mouer hacia atras y perder ellugat que tcnian, y encerrandolos en la plaQa de u mercado, haciendose los tlatelulcas fuertes, no dcxauan entrar {L la plaga rtenguno de los mexicanos en ella. El rey Axayaoatl mand6 cesar a los suyos, lo quales todos baxaron las espadas, arco y oltaron las hondas y fisgas, y en alta voz emp g6 a deci r: hermano Moquiuix, ya veis quan poco nos faltn para set seft.ores desta pia<( a y templo: rendios y baxa las armas; tene la tima d vosotros mcsmos y de vuestros hijos. Teconal respondi6: eso haremos nosotros de buena gana1 si atadas la manos os poneis en nuestro poder para ensangrentar con vue tra angro nuestro templo, como lo tenemos jurado y prometido {t nuestro dio Vitzilopochtli. Axayacatl, viendo lo poco que sus comedimientos aprouechauan, mand6 {t los suyos voluiesen al com bate, y fue con tanto impitu esta arremetida, que desbaratandole entraron ala pla<)a donde los tlatelulcas empe~aron a retraerse sin ninguna 6rden ni concierto. Moquiuix y Teconal, viendose perdido y que la gcnte huya, mas que peleaua, "subieronse a lo alto del templo, y para entretener a los mexicanos y ellos poder e reacer, usaron de un ardid, y fue que juntando gran numero d mugeres y dcsnudandolas toda en cueros y haciendo un escuadron deUas, las eoharon hacia los mexicanos que furiosos peleauan, las quales mugeres, asi desnudas y doscubiertas sus partes vergon~osas y pecho , venian dandose palmadas en las barrigas y otras mostrando las tetas y esprimiendo la lechc dcllas y rociando a los mexioano . Junto ~t lla v nia otro escuadron de nifios, todos en cueros y embijadas la caras y emplumadas las caue~a , haciendo un llanto lamentable. Los mexicanos, viendo una cosa tan torpe, maml6 el re~ Axayacatl que no hioiesen mal a muger ninguna, em~ero. que fuesen presas y los nifios juntamente, y flsi siguiendo la VltOrla y dexadas las mugeres, e} rey subi6 a lo abo de} templo ' . • • 269 ()On otros caualleros suyos, aunque con muoho trauajo por la mucha resistencia que halloj pero CUANDO subi.6 hall6 q.ue Moquiuix y Teconal se auian acogido al altar donde estaua Vitzilopochtli. El rey entrando osadamente, junto al mesmo idolo y altar, lo mat6 y sac6 arra trando y ech6 por las escaleras abaxo del templo. 1 Los tlatelulcas, viendo a sus caudillos y cnore muertos, desampararon la plu<(a, y m tirlos por las acequias y tularcs, unos ha ta las gargantas, otros hasta los pecho j se escondian lo mejor qu podian para no ser muertos de us mesmos deudos y hermanos que furiosamente los perseguian, no dexando hombre a vida. A e te punto sali6 un gran senor de los tlatelulcas, ya. viejo muy anciano, tio del rey d<'l Mexico, que e llamaua Cuahuauhtzin, y postrado delante de su sobrino le suplic6 mandase <;c<;ar su gente y que bas· tase la venganya que de sus ofensor auia tornado. El rey, vi ndo las venerables canas de su tio postradas ante el, mand6 ce ar a los suyos y reprcndiendolc el mal acuerdo que auian tornado, el viejo se escus6 diciendo n auer sido en el parecer. 1 l rey le mand6, que pue auian sido traidores a su corona real, que de alli adelante queria y era su voluntad que aquella parcialidad mexicana del tlatelulco le fuesen tributarios y pecheros como la dema ciudades y prouincias, y que les quitaua toda las lib rtades y e<;encion s que los mexicano tcnian, y mand6le tributascn mantas, cenidore , plumas, joyas y pi · dras, armas, e clauos, de ochenta en ochenta dias, y que con esta condicion los pcrdonaria, y que luego quitasen la e - tatua de Vitzilopochtli, porque queria que aquel templo fue e ecreta y muladar de lo mexicanos, cumo ellos auian jurado d hacer cl de la ciudad de Mexico; y que nenguno de lo questauan metidos en las acequias osa e alir delta basta que, saqueada la ciudad de TJatelulco, sus soldados q ucdasen pagados y satis~'echos de su trauajo. Todo asi Jo concedieron. I Tam bien 1 s mand6 que, por oprobio y e carnio, cantasen en las acequias donde estauan y en lo carri<;ales metidos, como tordos y 1 Segun Ia nannoi.on dol An6nimo mexioano, que forma la tela do osta historia, Mo· <juil~wiz foe <le penndo vivo 1>or .Aroayacatl, pereoiendo on lo. onida. Oonfoi·me Torque· mada en el hecho principal, difie•·o solo.men~o en lo. porsono. que lo de~pet16. Los indios, interpretos del 06dioe Mendozino, dicen quo 61 se procipit6 volunto.riomonte, "vi6ndos ~pretado en Jo. bntallo.." |