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Show 458 como quatro mill soldados de todos tres exercitos, y empe~aron a trauar refriega y escaramu<fa con los de la ciudad, y sali6 tanta gente de Teuctepec que cubria el campo, todos muy bien apercebidos, a los qual s, como los mexicanos los vieron, teniendo la victoria por dudosa de su parte, determinaron usar de un ardid, Y fue, . que el general mand6 hacer una emboscada de muncha genie A LA vera del rio, por estotra parte, Q.e toda Ia gente que no auia pa' ado aun, y cnvi6 4 mandar a los que combatian que se viniesen retrayendo y mostrando flaque~a, y casi como que huyan, pasasen por las balsas el rio, con muncho aviso y concierto, porque no eayesen en cl agua. Oida esta embaxada por los eapitanes mexicanos y tezcucanos y tepanecas y sabida la esboscada empegaron a retraer su gente y a fingir flaquega y temor de la muncha gente que sabre ellos venia. Los contrario , creyendo huyan, empe<;aron a seguillos con gran voceria y soberbia, teniendose por vencedores, y a pasar por las balsas tras los mexicanos, donde despucs de auer pasado gran multitud dellos, que les pareci6 a los mexicanos que para su sacrificio aq uellos bastauan, auiendolos arredrado 1 del rio, conociendo que ya los tenian en mcdio, cortaron las balsas los de la emboscada y dieron en el agua con todos los que pasaban, de los quales cstauan las balsas llenas, y saliendo de la emboscada prendiendo y matando todos cuantos destotra parte auian pasado, y sin mas espcrar ni qncrer combatir la ciudad, porque la tuvieron por inexpugnable porquc tenia qnatro eereas alti imas y la gente muncha y muy belicosa y valiente, poniendo todos los presos, que fueron dos milt y trescientos, en sus colleras y sogas los echaron por delante, con toda la guarda que pudieron, Y no osando detenerse partieron para ]a ciudad de Mexico. Quenta aquila istoria, que algunos de los que cayeron en el agua los vieron visiblemente volverse cay manes, y otros pcces, y otros animales fieros marinas, de lo qual el excrcito cobr6 gran temor. La nueva desto vino a Monter;uma, al qual pes6, porque no subjetaron la ciudad; pero sabida la victoria y que trayan vitimas, que era lo quel de presente auia menester, se soseg6. Vino el exereito 1 alejado, 6 rotirado. 459 a. p~rar a Chalco-atenco, don de se dividieron cad a uno a su proumma, no muy consolados los soldados por Io poco que auian medrado con esta guerra; pero mand6 Monter;uma que para el dia de la fiesta se hallasen todos en Mexico, en particular los que auian s~tialaclo sus personas en prender 6 matar. En todas tres prouincia~ y ~eynos se les hic;o a las gentes de guerra el recebimiento ordmarw, con mucho sonido de atambores y caracoles, bocinas y :flautas, bayles y cantos y humo de encensarios, con muchos escuadrones de gente muy aderegada que los salian a reccbir y a coronar de ros~s, ~omo a. gente victoriosa. Hecho el reccuimiento y dadas gt·actas a los dwses y besadus las manos al Rcy, pucsto los presos en eobro, cada uno fuc a su lugar y rlesde a pocos dias, ya que Monteguma entencli6 que Ia gente estaria descansada, envi6 a avisar a todos sus comarcanos q uc viniesen a la solcnidad y estrena del templo, y juntamente envi6 a convi<iar a todos los enemigos de la nacion mexicana, que como otras muchas veccs hemos dicho eran los tlaxcalteca , cholultecas, vcxotzingas, tliliuhquite} lecas y mechuacanes y mcztitlan y yopitzinco, los quales todos aceptaron el eonvite y vinicron a ]a ciudad de Mexico, donde se les higo el reciuimiento y tratamiento que en otros eapitu]os emos contado; y para que no sea neccsario rcpetillo tantas veees como I~ historia lo repi.te, es de saber que todos los senores de a~uestas cmd~des eot.ntran~s y enemigas de Mexico, siempre que venian conv1dados 'L Mextco, iban convidados a ellas, asf los unos como los otros entrauan y salian y cstauan ocultos y escondidos, que la gente de la ciudad, ni la cstrangcra que acudia a ]as fiestas no los v~a, ni los sabin; sobre lo qual auia estrechos mandatos, por~ue teman los Rey~s algunos motines y bregas sobre su venida, porque fuera como Sl el Rcy nuestro Sefior convidase al gran turco a sus ·fi~~tas Y regocijos; de lo qual los grandes no se holgarian ni reciuman cont.ento ni las prouincias y reynos lo ternian por buena ni acertado, stendo como es nuestro mortal enemigo; lo me.smo fuera en esta tierra si se supiera que a sus eapitales enemigos, de quicn p~r momentos recebian tan gran des dafios y muertes, venian y acudtan a sus fiestas y participauan dellas; y asi ya tenia Monte9uma hechos lugares ocultos y seeretos para este effeto, no fiando la en- • |