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Show 452 que cntraseh de refresco todos y hiciescn rostro a los enemigos plira que los tczcucanos cobrasen un poco de aliento. El tepaneca entr6 con animo va1eroso y mpeqaron a hacer mara villas entre los enemigos, rctirandose cl tezcucano a dcscansar; pero los vexotzincas, no dcscuidados, metieron gente de refresco y descahsada, DE suEH/l'E que mata.ndosc unos a otro , andauan como leon s encarni9ados tintos en sangre, lo qual visto por el general Tlacauepan abra\\6 a sus hermanos ambos, y dixolcs: ea, hcrmahos, ya es tietnpo de dcmostrar cl valor de nucstras personas: acudamos al socorro; y hacicndo scnal a los mexicanos, con grandfsimo alarido entraton en Ia batalla, matando y derribando gente, que era cosa de espanto. Los vcxotzincas, no movicndo pie atras, enviaron todas sus gentes al socorro, do la qualllegada se trau6 una hatalla cruelisima. Tlacauepan, queriendo seualar su persona, mcti6se entre los cncmigos, con tunta furia como hombre fuera de juicio, tanto que quando quiso salir no pudo, porquc le cercaron mas de cicn soldados, el qual viendose mctido entre ellos empe~6 a hacer marauillas con su espada, d suert que tenia de derrcdor de sf y debaxo de sus pies mas de cinquenta mucrtos; el qual ya sin huelgo ni fuer9as de las muchas grandczas que auia hecho, y viendo que no podia ago tar los muchos que le cercauan, sin auer rccibido ninguna herida, no pudiendo ya mas, dex6 co1gar cl bra~o del e pada y la rodela y dixo: ce a vexotzincas, que ya veo que soy vuestro y que no pucdo defenderme: baste cl combate; veisme aquf; hace a vuestra voluntad. Los vexotzincas le echaron mano porfiando de llevalle vivo a su ciudad, y el asi6ndose a los cuerpos mucrtos, dixo que no, quel auia de morir all! y que su sacrificio auia de scr sobre aqucllos cuerpos muertos; y asi, no pudiendo desa ille le mataron allf y llevaron su cuerpo a peda<;o , como por reliquias, sin quedar pelo ni gue o del. Muerto cl general, la gente mexicana sc empe«f6 a retirar, en el qual alcance maiaron los vcxotzincas los otros dos hermanos de Monte<;uma, que no menos proeqas y grandeqas au ian hecho, y prendieron otros muchos sefiores y principales de Mexico, de 1'ezcuco y de los tepanecas, con los quales voluieron los vexotzincas a su ciudad muy victoriosos y pujantes. Esta nueva le foe dada a Monteguma de la mucrtc de sus' liermanos y de la perdida de muchos senores y de c6mo su e}tercito auia sido desuaratado; el qual, en sabicndo esta triste nueva, empc~ 6 a llorar muy amargamentc la muerte de sus hcrmanos y perdida de senores, lo qual divulgado por la ciudad todos fueron puestos en tnuchas Iagrimas y tristcya yen mucho desconsuelo: y asi, sabido quc·ya llegauan los que de la guerra auian escapado, todos destro9ados y muchos dcllos hcridos, mand6 Monteguma salillos a rccebir. El recibimiento fue de mucha tristec;a, porque los saccrdotes que solian salir con sus cabellos trangados con hilos de color, este dia salieron con cl cabello tendido y suelto, y los viejos Y cauildos que solian salir con plumas en las cabe~as atadas al cabello de la coronilla, este dia salieron sin plumas, sino con insignias de mucha tristega. Los lcuitas que solian salir con encensarios, encensando a vencedorcs, este dia no uvo enccnsario, sino lagrimas y dcsconsuclo: no se tocaron caracoles, ni bocinas, ni flautas, como solian, ni atambores, sino todo sordo y sin alcgria, y asi cntraron en la ciudad lo's que venian dcsta guerra y fucron al tcmplo donde la oracion fue lamcntar y qucxarse de sus dioses, sin ofrece1lcs ningun sacrificio. De alii fueron a las casas del Rey, dondc le ha1laron con mucha tristeqa y lc saludaron. El manrl6 curar a los heridos, vestir a los que venian desnudos y destrozados y hacelles todo el rcgalo posible, y mand6 se aparejasen para hacer las osequias a sus hermanos, y mand6 se hiciese tres cstatuas, las qualcs se hicieron de palo de tea encima, 1 cmpapeladas y pintados los rostros, a los quales pusieron sus mantas y ceilidores muy gala nos con todas sus insignias de caualleros, de armas y plumajes y orcjeras y bec;otes y nariceras, con sus espadas y rodelas en las manos; los quales, puestos en ellugar diputado y sei'1alado que para aquel e.ffeto tenian, lucgo empe9aron a venir de todos lo$ pueblos y lugares, ciudades y provincias a dar el pesame a Monteguma y a traer presentes y csclauos para cl sacrificio de los muertos, y asf se empec;aron las osequias, sin mas detenerse, las quales osequias y cerimonias dexo ya ,contadas en los capftulos de atras, donde se pod ran ver, porque tor- I Asi en In oopia.-Pnrece que debe deoir-"de enoina." |