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Show 522 nia por el, mand6 a l1 corcobado q u remascn {t tocla. priesa, y llegado que fue a 'l1lachtonco, cl y us corcobados se vistieron de ropas reales y clltfonteguma puso sus braceletes y ealcetas de oro y sus pluma en la cabec;a y collare al cuello de oro y rica piedras, y nt6 c en un a entad ro de aqucllos y junto {t el todos su corcobado , {t esperar {t Uemac; empero, como lo que estaba ordenado nose podia huir 1 cl 'rexiptln. del templo, que era lasemejan<( a del dios que estaua clurmiendo, oy6 una voz 2 que decia, "despierta, Texiptla, mira que tu rey Monteguma huye y se va {t lv. cueva de Uemac." EI Texiptta d pcrt6, y abriendo los ojos vida una claridad, como i fucra de ilia, y tornandole {t decir c6mo Montegwna e huia y que e taba esperando {t Uemac en ellugar qu · llamaban 'Tlachtonco, que lo Cue c {L volver a su ciudad y le dixe c, que mirase lo que haciay le reprendicse una liviandad tan grande. El Tex'iptta., saliendo solo del templo y hallando una canoa vera 3 del agun, alt6 en ella y con cl rcmo que en lla cstaba, {t toda priesa cmpe<(6 {t remar y lleg6 luego allugar de Tlachtonco, y entrando dentr.o hall6 {t jlfonte9uma y {t sus corcobaoo" cabel, '' todos como dicho, muy bien ve tido y aderezado , y llcg<tndose a Monter; umrt, lc dixo: i que cs c to, ~efior poderoso 1 i que liviandad tan grand e esta, de una persona de tanto valor y peso como Ia tuya? .td6ndc vas? i que eli ran los de Tlax:cala, y lo de Vexotzinco y los .cl Cholula y de rrliliuquitepec, y los de Mechuacan y Metztitlan1 ion que tcnddw {t Mexico; 8. la que c el coragon de tocla la ti rra 1 cierto, gran vcrguen~a sedt I ara tu ciuda l y para todo los que n ella .quedamo , que sucne la voz y c publique tu huida. Site murieras y .complctn, ul sol se apareci6 {tmed.ianoche en touo . u osplcll(lur (eapitulos -~1 , -~!1 , 7'1, 73, 80); yo to, no pot· una v z, sino on ticmpos difot·ent s: L Esto .·; -"no potlia ovitarso 6 imp dir que 11 aocicl'(t." 2 E to ltn sitlo un.o do los procligios mas com uno. en los ticmpo>; nniiguo~. (] na vor. • tJl it.>t riosa prohibo al c6nsul Flost. Jvrancin ns {t 01n barcnr. ·c. ( 0 bseqltcn:, cap. '3 . ) Eu medio do una lluvia do piedra so oy6 unn. voz tol'l'iblo quo ortlCJtfL {t luK Albnnos hncer nu sncrificio: otm ucclnrala victol'in. por lo romauos en lo. guol'l'a c:on los ctrn ·co. : una tcrccrnlos ndvi rtc que ibau {t Uegnr los gnlos; on fin, unn voz pnvot·o~a Halida del tcrnplo de ln diosn ~{ntuta, prcviono {L los Iatinos retircn fin cttlnpo d llugnr qu o upaban. (Li.IJ. I, 31-JI, l7-V, 32-Vl, 32.)-J:'oro no hay que 1nencli gnr qjemplos {\In nntigi'IOdncl, coo.u<lo hoy posccmos los espl.?·ittts mag 1nu·lcr·o que Jnmns hnu cxistitlo. 3 Ala orllln. ,4 Junto {L 61. 523 te vian morir y enterrar, cs cosa natural; pero huirte, i que dircmos? t que responderemos {t los que nos preguntarcn por nuestro rey1 Respondellcs emos, con verguenga, que se huy6. V uelvetc, sen.or, a tu estado y asiento y dcxatc de semejantc liviandad, y mira Ia deshonru que nos haccs {L toclos. Y echandole mano de la. pluma que tenia en Ja cabe<(a, e las quit6 y hi<;o levantar. Monte9uma, avcrgonyado, di6 un suspiro y mir6 bacia cl cerro de Chapultepec, y vieJo que la lumbrc que alH cstaba, que era la que cl esperaba, sc auia apagado, y que ya no parecia, y dicicndolc al Texiptla lc uplicaha no Jc <.lescubric e aquella liviandad , se vino con cl {t Mexico. Entrando c en su casa, con todo secreta, el Te.?: ipttrt so fuc al templo, sin que de nadie fue c vista ni senticlo; y de p rtando a su guardia los dixo: por cierto, vosotros mira is bien por mf, que en toda esta nochc yo no c c tado con vosotros: bien me pudicra auer acontecido alguna desgracia: cllos muy turbados, le .~ uplicaron no lo dixcse {t Monter;uma, porquc los mataria lucgo. En amaneciendo,lu go saliendo cl sol,cl Texiptla ali6 del tcmplo y vino {t las ca as real s {t prcguntar por l rey: lo guarda y porteros lc nixe ron c6mo aun no era lcvantado, y el sonriendo lcs dixo, neue de estar cansado d la mala noche que a llevado. Los guardas y porteros, no entendicndo cosa <lc lo que el Tex?jJtla dccia. sc miraban uno a otros; empcro Mont'el)Wna no sc quiso mostrar {t naclic en quatro elias, lo quales cstuvo cncerrado, que no pareci6, tcniendo gran vcrgiienza del Texiptla, de lo que auia intcntado; pero al cuarto dia cntr6 el Texiptla a el, y rog{tndolc saliese {t vcr {t us principale q uc lc estaban esperando, dcseosos de velle, el sali6, y hablanclo a los seilores, se torn6 {t ntrar con el Texiptla on su retraimiento, dondc cl Tex'iptla lc consol6 con palabras muy consolatorias, traycndole {t la memoria la grande<(a de sus antepasados y los trahajos que au ian pasado; y asf, llorando el roy Montegzt? na con cl, le suplic6 tuviese secreta en el caso y 61 se lo prometi6, y asf cada rlia que auia de comer el rey, cnviaba a llamar al Texiptla y le hacia comer junto el: lo mcsmo hacia quando so iba {t rccrcar a al<runos lugares de recreacion, que luego le enviaba {t llamar para recrearse con el, y lo bacia venir siempre a todo genera rle conversacion y regocijo que uvicsc de tornar, desdc el dia |