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Show 222 tes an uportado {t e~ta riucra, los quales d!c~n que on mexicanos Y que lo:s inviaron aca un gran error que se dice Monte9uma Y otro que se llama Tlacaelel, y que tnt n cierto pr~ cnte y ofrenda p~ra Ia maclre de su clio Vitzilopochtli y que le:s tuc mandadu se lo dte~ sen ellos propios. El anciano viejo le:s d ixo: sean bien venidos: tracldos aca. Lue<ro volvieron con sus canoa y meticndulos en ellas {t ellos Y a lo que lleuauau, los pasaron al cerro Culhuacan, el qual de la mitad arriba, dicen que es de una arena muy menuda, que no e pu.e~e suuir por ·-tar tan fofa y onrla, y entrando en una casa quel vteJO tenia al pic del cerro, aludaronle con muchn reuerencia y dixeron: venerable viejo y efior: aqu£ somo:s llegarlos tu . sieruo allugar dondc es obedceida tu palabra y reuerenciado cl anhclito de tu boca. Elles respondi6: . cais bien veniclo , hijos mios: L quicn os envi6 a.c{t 1 Ello dixeron: senor: enviono JYlonter;uma y u coadjutor TLacaelel, qu por :sabre nomhre tiene 9t~uacoatl. El viejo dixo: i qui en e Monteguma y quien TLacaelel? no fu01·ou (le uc{t tales nombr S, porquc los que cie aca fueron RJ•: LLAMAUAN Tegacatetl, Acacitli, Oyelopan, Ahatl, Xomimitt, Aue:votl, Uicton, Tenoch, yestos eran si.ete varone , y e to iete iban por caudillo' cle cada barrio. Sin cstos fucron quatro ayos de Vitzilopochtb:, marauillosos, los quales se llamauan Cuauhtloquetzqu-i y Axolourt y otros dos. ·Ellos le respondi ron: . efi.or: nosot·ros te confc ·aremos que no eonocerno ya :i eso:s errore , ni los vimos: ya no ay memoria desos que mientas, porque todo son ya mucrtos: o(<lolo cmos men tar alguna vez. El viejo, cspantado, respondi6 hacicndo gran admiracion, i oh Senor de lo criado! i pues que los mat61; por que en este lugar todos sornos vivos los quello dexaron: nenguno e a muerto. i Pues qui en son lo que viven agora? dixo el viejo. Ellos le dixeron que los nietos de aquello qu l nombrau;L: prcgunt61es {t. quictl tenia agora por padre y ayo cl dios Vitz-itopochtli: dixeronle que un gran sacerdotc que 'e llamaua Ouauhcoatt, al qual hablaua y decia lo que queria y {t quien reuelaua su volunt:.ul. i Vf:steslo vosotros, dixo el viejo, agora quando partites 1 i dixoos algo 1 Ellos respondieron que no, y que lo:s que lo auian inviado era el rey y su coadjutor, pero que eL no les auiu munclado ni dicho nada. Dixo eL • 2~3 viejo, pucs i no auisara quando a de volver? por aca dex6 dicho a su madre que. el volverin, y est{t la pobre hasta el dia de hoy en espe.ra, tau tnst~; lluror:-a, que no ay quien Ia consuele. t No fuera b1en que le .vt.erarle y le bablaredes 1 Ellos rcspondieron: efior; nosotros hiclrnos lo que nuestros eflores nos mandnron y traemos un pr sentc ala gran Neii.ora y no mandaron que la vic:scmos ·y la saludasemo y lc die:sernos {t ella me made los despojos y riquec; as de que su hijo go<;a. El vi~jo les dixo: pues tom{t lo que traes y an c1 {t, a ca. Ellos eebaron .. e {t cue tas l present.e y fucron e tra el viejo, cl qual empeQ6 a subir por el cerro arriba con gran ligerec;a y sin pesadumbre: cllos lDAN tn:t cl 9nhondando por la arena, con gran pesadumbre y trauajo. El viejo, vuluiendo la caueQn, vfdolos que la arena les llegaua. en i a Ia roclilla y qu no podian :subir·, el qual les dixo: iquc :weiR? tno obfs? dao prie:sa. Ello, quericndoleseguil ·, qucdaron metidu · y ata ·caclos en I arena ha ta Ia cintura, y no pudiendo mcnear ·e, dicron voce al viejo, que ibn con tanta pre~te<;a que parecia que no tocaua {t Ia arena. El vi jo volui6 y dixo: tquc auei. aui.do, mexicano ·? lque o a becbo tan pe ados? lquc comeis ::tllft en vuestra · tierra ? efior, comemo , las viandas que alltt se crian, y bebcrno · cacv.o. El viejo les r spondi6: c a , comidas y bebidas us ti nen, hijo::-, graue y pe ado:s y no o dcxan llegar a ver el Iugar clonde c tuvieron vue tro padre y e 0 OS a acan·eado la mucrtc; y esa riqucc;a que trays no usarno aca de- 11as, sino de pobreQa y llane<;a, y a 1, duldo aeci. y e!'tao af, que yo llamare ft Ia euora de tas rnorada , madre de Vit z ilopoclttLi, para que Ia vcais; y tomando una carga ]c aqucllas en lo- hombros Ia subi6 como i lleuara una puja, y voluiendo por la otra , Jas ubi6 con gntn fttcilidad. Acauado cle subir torlo lo que los mexicanos trayan, sali6 una muger, ya de grande clad scgun mo traua en su aspecto, y Ia mas fea y ·ucia que se puccle pcn,ar ni imaginar: traya la earn tan !lena de suciedad y negra, que parecia co 'a del infierno, y lloranclo amargamente lc dixo ft lo mexicanos; scais uien venido I hijos rnios: au is cle sauer que despues que ·e fue vue tro dios y mi hijo Vitzilopoclttli, .lcstc Iugar, toy en llanto y tri teQn esperando so tor- • |