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Show • 474 de Mexico con sus gran des y con los senores de su corte y toda la ciudad. de mugeres y ninos, que alli descansarian y se les daria todo lo necesario, y que el enviaria sus gentes a llamar a los tlaxcaltccas, y que estando llano, todos se podian volver a sus tierras y casas. Los mensajeros, espantados de la liberalidad de Monter;urna, volvieron {t sus tierras y dieron la buena respuesta de Monte9urna a su sefi.or, el qualla agradeci6 con muchas higrimas, y publidmdolu por toda la ciudad, sin mas detenerse, acudieron a recebir cl beneficia, y despoblandose V cxotzinco, partieron para Mexico gran multitud de mugeres y ninos, viejos y viejas y gente necesitada, que con la guerra marian, y cl senor y principales con el vinieron a Mexico, los quales llegados, sabida su venida por Jl:fonter;uma, sali6 {t reccbir al Sr. de V cxotzinco, que n su tanto era rey de aquella prouincia, y recibicndole con rnucho amor {tel y a los suyos, les di6 aposcnto en su casas rcales y mand6 servir como a sa mesma persona, y juntamentc mand6 que lotS seilores fuesen aposcntados en casa de los scilores de la ciudad, y que cada uno tomase uno o dos en su casa y lo si rvicse como a ( me mo, y par todos lo vecinos de ]a ciudad, y barrios mand.6 sc repartie en la dema gentes <le mugercs y nifios y viejos y vieja , de la qual gentc se hinch6 la ciudacl en tanla manera, que no auia vecino en la ciudad qu · no tuviesc dos, trcs guo pedes en su ca a, a los quale auia tanta qucnta de poner lo neccsario cada dia y mirar que no les falta- ·e cosa ni uviese qucxa, que ra co a estrafia, lo qual se guardaua -con p na de la vida a los mandoncs que en clio fue en descuidados. Aposentado ' los vcxotzincas en Mexico, luego fue echado ban- do que iodos se aparcjasen para i r {t la guerra contra Tlaxcala en ·favor de los vcxotzincas, lo qual fue luego puesto a .punto; y no permiticndo Monteyuma que ningun vexotzinca fuese, cnvi6 su gentes manclandolcs que no dexasen la guerra basta que muertos o vencido les for<;a e a dexalla, y que en partieular lcs encomcndaba le truxesen el general del cxercito tlaxcaltcca, que c llnmaua Ttaluicote, un valentf:simo indio que por sus h chos tenia gran f~lma en la tierra y sonaba su fuma y grancle~as entre todas las naciones. Los mexicanos partieron a 'rlaxcala, y apcrciuido el campo, 475 Tlalnicole tuvo noticia de 8U llegada, el qual holgandose de ver gente con quien podia ganar honra, sali6 con su gente ala batalla y pele6 con los mexicanos veinte dias arreo, sin poder los unos ni los otros conseguir el cfeto de lo que de caban. Cansados lo mexicanos por lo mucho que Tlaluicole y su gente les dauan en que entender, enviarun a su rey a dccir c6rno la gcnte tlaxcalteca e iba cada dia reaciendo cle gente nueva que de las ciudades comarcanas les venia, y que ya ellos estabnn cansados; que fuese servido de enviar gente nueva y de las prouincias para que ellos pudiesen cleseansar. Montec;uma rnand6 se hiciese nueva gente y que se diesc noticia a... 'rezcuco y a Tacuba para que todos acudiesen al socorro; y como aquella empresa era cosa deueras y no exercicio cle burla, en que iba honra de la parte de Mexico por auerse encargado de aquella defensa, mand6 se hiciese toclo lo posible y con el cuidado necesario, y asf llegada Ja nueva gente, la que auia estaclo basta entonces se vino {t Mexico, y la que qued6 se di6 tan buena mafia, que {t poeos elias prendieron a Tlaluicole, general del excrcito tlaxcalteca, con otros muchos senores, y clesuarat{mdole SLt exereito los echaron de la tierra de los vexotzincas y volvieron a Mexico con la pre-a, de lo qual Monter;uma se alegr6 sumamente y mand6 que le truxesen a Ttaluicole delantc, porque queria ver que arte de hombre tenia aquel de quien temblaba toda la tiena; el qual puest() ante el y besandole las manos con mucha humildad y reverencia, se humill6 ante el l1idiendole perdon de las offensas que le auia hecho. Montef}uma le recibi6 muy bien y le consol6 y dixo que aquellas eran las cosas de la guerra y que todos auian de venir a aquel paradero, y que para eso ten ian venclidas y rendidas las viclas a las co as de ]a guerra, que no tuviese pena; y mandandolo aposentar y prover de lo necesario, lo preci6 mucho y lo visti6 de ropas Reales y armas y insignias de cauallero y lo honr6 todo lo que pudo. Despucs de muchos clias que Tlaluicole estaba en Mexico, servido y honrado, acord6se de sus mugeres y hijos, y movido con deseo natural de vellas y a los hijos que dexaua, lo allaban cada dia l1orando y muy desconsolado, sospirando por sus hijos y mugeres, |