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Show 284 dras de moli-p.o redondas con un agvjero en me.dio, todas de pl\lm.a blanca y por el agujero metiJas unas sogas hechas de plu.ma blat;lca: llamauan a estos que baylauan y cantauan,, los cantores de 1~ piedra redonda: llevauan todos en las caueg~s una ·b~chura de cauelleras que ellos Haman yopitzontli, que q\nere demr cabellera del dios Yopi, las quales oauelleras oy en dia las usan, y de todas l~s diferoncias de los dioses que t nian, porque cad a dios tenia una difercncia de caucllera, y esas oy en dia USAN en los areytos, quando diferencian los bayles y los on que cntonces hacia~l a cada dios. En empe~ando {t baylar y taner luego venia uno en auito de leon, vestido, y haciendo al son del instrumento sus mudan((as, iba ~los pr sos y desatauan uno, porque todos o tauan atados por los molledos, y traialo {t la piedra; y puesto aUf, atandolo por un pie de una soga que la piedra tenia atrauesada por el agujero que en medio tenia, dauanle una rodela y una espada de palo emplumada y ponianle junto a cl quatro trogos de palo de tea para que con aq\lellos e dcfendi se: salia lucgo el que le auia de combatir, el qual venia baylando y cantando y rodeaua dos y tres veces la piedra a la redonda, baxando y algando Ia espada de nauajas que en Ja mano traia y la rodela. El desventurado preso empeC(aUa a dar grandes voces y silbos y a dar grandes saltos y a darse con la mano g.randes palmadas en los muslos y hacer grandes visajes acia el cielo y tomaua sue pada de palo y su rodela y mostrauala al sol y empegaua su com bate, al modo que en la relaciou de los sacrificioe dixe, donde ala larga veran el modo y manera con que se celebraua, en la qual celebracion murieron sacrifi.cados todos los presos que de ]a guerra de los matlatzincas truxeron, los cuerpos de los quales los ponian en reoglera en e'llugar de las calauernas; y fucron tantos, que por que no sc haga increible y me tengan por hombre que me precio de escrcuir demasias, no dire cl n{unero de los que aUf murieron: basta decir que de aquella vez qued6 la nacion matlatzinca muy desmenuyda y apocada, porquc fueron machos los que en aquel sacrificio n;1urieron. Ponianlos en aquellugar ten didos para que cad a uno conociese su preso y cativo, para dar elo que lo comiese y tuuiese los guesos, por grande¥a, en su casa en palos puestos, y asi vinieron estas .naciones .in.dial;l.~ a perdet· el miedo a ''' ~85 Jos muertos y fantasmas y a no darseles nada de dormir en ciminterios P en iglesias~ solos 6 acompatlados, ni a darseles nada de ver vi,siones, ni de oir gemidos ni otras cosas grimosas, como gente baruara insensata; y asf vereis una vieja 6 un viejo, agora en este tiempo, de los <;l,e aquel tiempo, estarse toda la noche entado en cuclillas, so]o, cabe 1 -un difunto, sin dalle ningun sobre salto ni temor y en un ciminterio, solo, guardando cl patio, septado cabe un poe~ de lumbre, lo qual no haz ninguno de nuestra nacion espanola sin mucho sohresalto, por mucho que sc quiera esforgar. Los senores y principales que fueron llamados para esta fiesta y sacrificio, estauan espantados y fuera de sf de ver matar y sacrificar tantos hombres, y tan atemori9ados, que casino osau::m de 2 los quales estauan en un mirador muy curiosamente ad regado de rosas Y ramos, con las quales estauan hechas muchas laboro y a9enefas de rosas de difcrentes colo res. Tenian por d fensa del sol, amoscadores de ricas y grandes plumas: estauan sentados en a entad eros altos, aforrados en cucros de tigres, muy lucidos y bien curtidos por la parte de <;lcntro. Antes queste sacrificio e empegase lo auia el rey revestido de ricas mantas y auiales puesto guirnaldas de oro en la cau -¥a con unos ricos plumajes a las sienes: aufales dado braceletes de .oro y be9otes y orejeras y uariceras, much as diferencias de rosas ! perfumes olorosos; finalmente auiales hecho toda Ia honra Y fiesta posible, la qual acauada los mand6. llamar, y ellos entrando ante e), les dixo: teneos por muy dicho OS por aucr vi t y go~ado de la fiesta y solenidad de nuestro dios y que auis vi to {t esta ciadad de Mexico donde el es hom·ado: lo que OS ruego es que permanezcais en vuestra quietud y que o e tei quedos y sosegados, porque mientras lo estuvieredes go((arcis de nuestra amistad y sereis de nosotro favorecidos; y asi podeis ir en paz y volucr a vuestras tierras mucho de norabuena. Ellos le dieron las gracias y se voluieron a sus tierras admirados y e pantados de Io que auian vistoy de la grancle~a y magestad de la ciudad de Mexico. Idos los guespedes, cl viejo Tlacaelel torn6 a hablar al rey y a 1 Oeroa, im.nodiato {& 2 Asi en el original, sogun dioo el 81·. Vem, quien justmnonto adviorto que Jo.frase no fol'llla aenticlo. Quiz{~ su Iooturn sea-" quo oasi no so.bian do si; los cualos, otc. |