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Show 72 la de todos, iba poco a deeir que uno mu,riese, aunque le pesaba dcUo, le mand6 que fucse, y adcrezandose TlacrMlel lo mejor que pudo, parti6 de la ciudad, y con gran osadia lleg6 a donde estauan las guardas, donde all6 solo un rodelero y otros sin armas que con cl estauan en guarda; y llegado a ellos le preguntaron: i que buena venida es esta t i no eres ttl el sobrino de ltzcoatl, rey de Mexico, y te llamas Tlacaelel? Elles respondi6 que si, quel era: pues i d6nde vas! i no saues, senor, que nos es mandato espreso que no dexemos entrar a persona nacida de los mexicanos en la ciudad, sino que luego los matemos 1 Elles respondi6: ya se lo que .OS es mandado, pero ya savcis que los mensajeros no tienen culpa: yo soy· enviado a hab lar a vuestro Rey d.e parte del Rey de M~xico y de la demas gent y senores, y asi os ruego que me dexeis pasar, que yo os prometo de voluer por aqui, y que si entonces me quixeredes matar, yo me pondre en vuestras manos; empero dex{tme hacer mi embaxada, y yo os prometo Je que por ello no recibais pesadumbre ninguna. Ellos, persuadidos, dexa.ronle entrar, y fuese al rey y puesto ante el hi9ole el acatamiento deuido a su u<;ansa. El rey, como le vido. y conoci6, admir6se y dijolo: i C6mo has entrada en la ciudad que no te han muerto los guardas della 1 El le cont6 todo l0 .que con elias le auia pasado. El rey le demand6 lo que que ria: el propuso su mensaje, persuadiendole con la paz y que tuviese lastima de su ciudad, de los viejos y nifios y del datlo que de la guerra sucederia: que aplacase el enojo de los priucipales y senores, pues ellos 1 querian servillos como hasta alli. El rey, inclinado con aquel rue~ go, dixole que se fuese norabuena, que el hablaria a los grandes de su corte y daria medio con que se les aplacase la ira, y que si no viniesen en cllo, que entendiese no podia mas ni era en su mano. El animoso mancebo le pregunt6 que quando queria que volviese por la re puesta. Elle respondi6 que otro dia. Elle pidi6 seguridad para las guardas, porque no le matasen, pues era mensajero. El rey le respondi6 que la seguridad que le p.odria dar era su buena diligencia en mirar por su persona. Tlacaelel, viendo lo poco que el rey podia en aquel caso, di6 vu'el- 1 Los mexicanos. 73 ta a su ciudad, y llegando {t las guardas, all6 ma aparatos de guerra y gente armacla, y llegando a ellos los salud6 y dixo: Hermanos mios: yo vengo de ahlar a vuestro Rey y traigo respuesta del para el mio: si so is servidos de clexarmc pa ar, agradecer oslo c, 1 porque supuesto que trato lapaz y no engano ninguno, yo e devoluer luego A uer la respuesta. y. resolucion de te negocio: que me mateis oy, que manana, va en ello poco a decir, pues os empeno mi palahra de venirme a poner en vuestras manos. Ellos le hicieron Iugar y le dexaron ir, el qual di6 la respuesta a su rey, que no poco Contento recibi6 de veJlo eJ y toda }a ciudad, y refiriendo lo que le auia acontecido, dixo c6mo otro rlia le era for<;o o voluer por Ia re olucion del negocio; don de venida la manana, otro dia fue a perlir liccncia al rey para ira concluir el negocio. El rey le dixo: sohrino mio; agradezcote el cuidado que pones y diligencia en este negocio, donde pones tu vida a riesgo: lo que has de hacer es decir al rey ne Azcaputzalco que digo yo, que MAN1FIE£TE CLARAMENTE si e tan ya determinados n ciexarnos de su mano y desampararnos, 6 si nos quieren tornar a admitir en su amistad, y si te respondiese que no ay remedio, sino que nos an de destruir, toma e te bctun y uncion con que unximo:s los muertos, y untale con EL todo el cuerpo y imprumale 2 Ia cuacga como hacemos a los muertos, y dale esta rorlela y e~pacla y estas flechas doradas, que son insinias de senor, ·y de mi parte le eli, que mire por sf, porque hemos de hacer nue tro poder por destruille. El t,m16 todo el aderego que le era encomendado y fue a Azcaputzalco y lleg6 a las guardas, LAS CUALE. , teniendole reuerencia y por hombre de su palabra, dex{u·onle pa, ar, determinados de tomalle dentro de la ciuclad y matalle. El fuc al rey, y llegaclo ante el, dfxole: poderoso senor: tu siervo y vasallo lztcoatl, senor de tus vasallos los mexicanos, te en via a decir que desea ser satisfccho de la d terminacion de tus vasallos; si has de Hevar arlelante lo que tienes comen<;ado, y si tu, senor, has ai<;Jado la mano de amparar .{L tus vasallos; si los has dexado de tu mano, 6 si eremos favorecJdos como basta aq ui. El rcy le respondi6: Hijo Tlacaelel, i que c1uie- 1 Os lo ngrr.H1occre. · 2 Acaso por "om pi umnle." (N otn del Sr. V em.) 10 |