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Show t 34 los mcxi anos o:no de la de los de Culhuacan. Llegada y puesta en supremo lugar, aq uclla noche habl6 Vitzilopochtli a sus ayos y saccrdot , y rlfjoles: "Ya os a vise questa muger auia de scr la mugcr de la eli cordia y cncmi tad entre vosotros y los de Culhuacan, y para que lo que yo tengo dcterminado se cump1a, maUt esa mo<;a y sacrificnmcla 1t mi nombr , a la qual de de oy la tomo por mi madre; de puc de m u rta d ollallaeis 1 toda, y el cuero vcstidsclo a uno de los principalos mancebos, y cncima vestirse ha los demas ve tido~ mugcriles de la mo<;a, y convidareis al rey Achitometl que venga a anorar {t la dio a, su hija, y {t ofrccellc sacrificio." Oido por los ayos y sacerdotcs lo que su di s les manrlaba, y dado aviso dcllo a toclo el comun, tom an I a moc;a princesa de Culhuacan y sofiora hercdera de aqucl Reyno, y matanla y sacrificanla {t, su dio , y desuc1lanla, y vistcn {tun principal, scgun la voluntacl de su dios, y lucgo incontinente van al rcy do Culhuacan y convidanlo para la adoracion de su hija y sacrificio como a diosa, puc:s su dios la auia tomado por madre y por C"po a, y esta cs la que los mexicanos desde onton<;es adoraron por madre de los diose., de quien se hace memoria on el libra de la rclacion de los sacrificios, Hamada Tori ( ' que quicre rlccir, mad1·e 6 aguela. El rey acct6 cl convite, y jun-tanclo {t todos los senores de su reyno, cncomend6les que para la celebracion de aquclla fiesta, donde su hUa auia de quedar por diosa de lo mexicanos y m:!POSA de su ycrno el dios Vitzilopochtli, que llevasen muchas ofrcndas y presentes. Ellos, viendo ser justa la petic; ion de su rey y scfior, se apercibieron y adere<;aron lo mejor que pudieron, de mantas y bragueros y ofrenclas de papel, copal, plumas y divcrsos generos de comidas para ofrecer {t la nueva diosa, con otros muchos generos de aves, como son codornices y aves mar~ nas, todo para ofrecer y honrar al dios de los mcxicanos y a la d10sa; y con cste aparato salieron de Culhuacan el rey, con todos sus principalcs, y vinieron allugar de Tir;apan. Los mexicanos los salieron {t recivir y a dalles el para bien de su venida, a los quales aposentaron lo mejot• que pudieron: despues de aposentados y rlc auer descansado los mexicanos, metieron al I La desolltu·oi . I 35 indio, ~uc ·taba vestido con el cuero de la hija del rey, en el aposento JUnto al idolo, y dixeronle: "Senor, i ere e1·viflo, podras entrar y vcr a nuestro dios y {t la clio a tu hija, y hacelles reveren- 9ia y ofrecer tus ofrenda ." El rey, teniendolo por bien, e levant6 y fuese al templo que lcs tcnian cdificado, y entrando en la pieza donde C taba el :(dolo, empec;6 {L hacer grandes cerimonias y a cortar lat) cabec;as a las codornices y a las demas aves, y a ofrecer sacrificio y poner aquella comida delante de los idolos y ofrecer copal y rosas y de todo lo que para aqucl efeto lleuaba; y por estar la pie9a algo oscura, no via a (lui en, ni delante de quien hacia aquel sacrificio; y tomando un bra ero conlumbre en la mano, segun Ia indu tria que lc dicron, ech6 encienc;o en ely empec;6 a cncenc;ar los bultos, y aclarandose la pieza con el fuego, vi do al questaba junto al fdolo scntado, vestido con cl cuero de su hija, una cosa tan fea Y orrenda, que cobrando grandi imo temor y espanto, solt6 el encen9ario que en 1as manos tenia, sali6 dando grandes vo<;es y diciendo: "Aquf, aquf mis vasallos los de Culhuacan, venf a socorrer una maldad tan grande como e to mexicanos han cometido; que save que han mucrto ami hija y la han desollado y vestido el cuero a un mancebo y me lo han hecho adorar: mueran y sean destruidos hombre tan malos y de tan malas costumbres y mafias; no quede rastro ni memoria dellos: demo , vasallos mios, fin y cabo dellos." Los mexicanos, viendo el alboroto y las vo<;es que Ackitometl daba, y que los va allos, alborotado , eehaban mano {t las arma , cs-· tando ya ellos a punto, retrujcronse con su mugcres y hijos bacia el agua, tomanfl.u por reparo la mcsma laguna y por seguridad de las espaldas; empero los de Culhuacan, dando man dado 1 en la ciudad, sali6 toda la gente della en arma, y dandoles combate los metieron la laguna adentro, basta que ca i no allaban pie. Viondose tan apretados, y los Uantos de las mugeres y nifios ser tantos, cobrando animo empe<;aron a disparar tunta de la vara arrojadi9a (que son aquellas fizgas, arma de que ellos hacian mucho ca o y confian<; a) enviadas con amientos, que recibiendo lo Oulhuacan cas detrimento en sus personas, empe9aron a retraher e, de suerte que I Dando avi o en su cindad, oto.-(R laoion, eto.) |