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Show XXXVIII. ra de scntido cl dolor de las hcrit\as. Acordaron, pucs, bajarlo li una s:~.la del mismo palacio, donclc habiendole tomndo Ia san· grc y Mcholc algunos mcdicamentos, pudo vol~·c r en su. ~acu_cr- ~~~~e a~rq~;os~Ziicom~~,~~~~s Jl3~~si~~0~on~~g~~~r1 es~1 es~l1~~~ :~~~:~a~~~:: que de Ia temporal no habia nin ~un_as esperanzas. A cstas raz?· ncs rcspondi6 bland a mente cl ca_s• dtfunto cmpcrador, . t]UC qucn_a aer cristiano, C(tll cuyo fiat, cubJCrtos de dolor y llignmas cl lmnistro y los padrinos, lc admi11istraron cl sacramento del . bautismo, poniCndolc por nombrc D. CAHt.os. Fucron su~ padnnos D. Fernando CortCs, D. Cristobal do Otid, y D. Pedro do Al varado. Dcspucs de trcs clias muri6, habiendo hecho sus 61timas dis· posicioncs con tamo acucrdo, como si no tuvicra mal ninguno. Di6 en elias las mayores y mns dolorosas muestras del o.mor quo tenia ti. Cortes, dejlindolc cncargadas 8. sus hijas, dnicas prcndas de su nrnor. f:ste fue cl fin del mayor monarca que conoci6 Ia gran .Mexico, de aqucl cuyo domiuio se estendla i sujctar setenta y dos reyes coronados: cuya riqueza no tuvo comparacion, y cuyas desdichas dominaron su altiva sucrte, y consiguicron ponerlo por trofeo suyo. sin respotar su grande dignidad, suma riqueza, alta gcrarqui a, y prcnda!! pcrsondcs, de que singularmente sc hallaba at.lornada su persona. 11 D. Fernando de Alba Ixtlih:uchitl en el cap. 8. que trata de Ia mucrtc desgraciada f]UC el capitan l'cdro de Alvarado y Ius suyos dieron H. los senores y noblcza mexicana, por cuya causa so rebclaron lo:> mexicanos, y pusieron en grande iilprieto li los espaiioles haciCndolos salir de 1\tCxico, de Ia mucrte de Mocthcuzoma, Cacamatzin, y otros seiiorcs, dice asl. )IEstando CortCs en Ia Veracruz 1i lo de Narvaez, orreci6· se Ia. fiesta tan celcbrada de los mcxicanos llama.da 1'oxcatl que caia siemprc por pascua de resurreccion; y como CortCs le!l habia ved•tdo el sacrificio de los hombres, tan solamcntc se hizo un solemne Mitotc, 6 danza, en cl temple mllyor, en donde se juntaron todos los de Ia nobleza mcxicana , cargada y adornada con todas las joyas de oro, pedreria, y otras riquezas que tenian; y estando en lo mcjor de su fiesta, y muy descuidados de Ia celada qnc so lcs aparejaba; y fue que cicrtos Tlaxcaltccas por envidia lo uno, acordandosc que on scmejante fiesta los mexicanos !iolian saerificar gran suma de cautivos de Ia nacion Tlaxcaltcca. 1 lo otro, que era Ia mejor ocasion que cllos tenian para poder incluir los mismos despojos. y hartar su cod icia vengandoso d{j suw enemigos (porquc hasta ent6nces no habian tcnido Iugar, ni Cortes se los dicra) rucron con t'sta invcncion al capitan Pedro Alvarado, que es~aba en Iugar de CorlE:•, cl cual no fut1 mcnestcr XXXIX .. mucho para darlcs crt1dito, porquc tan buenos filos y pcnsamientos tenia como e!Jos; y mas vicndo que alii en aquella fiesta habian acu1lido todus los sel1orcs y cabezas del imperio, y que muertoa no tenian m11r.ho trabajo en sojuzga rlos; y asi dejando algunos do sus compaiieros en guarda de 1\iocthcuzoma y de Cacamatzin, cun cl mayor sec reta y disimulncion que pudo, se fu~ hlicia Ia plaza 6 patio dol temple mayor, y cogicndo Jag puertas de Cl con alguno.' i dt' sus compal1eros y los 'J'laxcaltecas, entr6 con todos los demli.s con grande impetu hacieudo grar~ matanza y carn iccrla cu los mcxicanos, que como se ha!laban seguros de semajnnte cnso, cstaban du;apcrcihidos y sin orrnas; y asi en breve espncio mataron todos los mas que alii hallaron, y cargaron ellos y los Tlaxcaltecas de muy grand cs dcspojos y riquezas; y al ruido y voz acudicron todos los de Ia ciudad fl ravorecer l'i sus seflores, clo tal manera. que !leva ron fi A \varado y li los dcmas sus compaiic· ros y nmigos basta su posada, donde estaba Moctheuzoma y C!tcamatzin, y si no fuera por cstos reyes que les mandaron flue cesfira el cumha t ~, los mat6.rau 6 todos. y cchliran en el suelo Ia casa. viendo Ia traicion tau gronde que coutra sus seilores !"C habia hccho, y tambien pon1ue If, uochc los dcpartiO luego, tlllnquo no por esto dcjaron de darks lo necesario para su sustcnto, viendo que sus reyes c uidaban de ello y se los mandabun. Cortes \'olvi6 victorioso, y rnuy bien acompaiiado porque traia consigo mil hombres de uucrra, y cien caballos. Supo Cn el camino como los de 1\ICxico se hahian alzado contra los que alii dej6, (JUe si no fuera por 1\ioctheuzorna, los hubicran muerto, con cuya nueva vino 6. grandes jornadus basta llegar R Ia ciudad de Texcoco, en donde se reform6, de.:;cans6 Y fu E: regalado. Avi~ado de todo lo que habia, de su 'intir~o ami~o Ixtli.t.uchitl, dandole cuenta de todo, y t.le como en Ia m1sma emdad de Texcoco habia algunos apasionados {i. los deudos y amigos de los que mataron Pedro de Alvarado y ~us compai"Leros ell :MC.xico; y habiendo lratado del modo comjue hahi1:1 do entrar , so po.rti6 de T excoco y llcg6 fi Mtxico dia de S. Juan ( 24 de j unio de 15:i0) y hall6 Ia ciudad liOsegada, umquc los rnuradorcs de ella no lo snlieron fl rccibir, ni Jo hiciNon fie sta. Moctheuzoma sc holg6 de su llegada vit:ndolo "oher con tan buen acompafmmiento, v tan prt:spcro I!UCl:so, y eada uno de ellos lo eont6 los tral1ajos que habia pasado. Otru dia, dcspues de su liegada, rcprendi6 CortCs li. uno de Ius principales de Ia ciudad, porque no sc lmcia el rncrcado como sollan, quo era do su t:argoi y como fucsc con aspcreza so agrnvi6 de tal manera, que "Yino 6. rcvoh'er Ia ciudad; port)UO ya cstaban todos los morndo· res :wyos tan hartos de las demaodas y crue ld atlf'S t1ue contra ellos se habia.n usado, que fut1 mcnester poco para acabarse de |