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Show vr. fuego que pt'lrezca .•• Ht> aqui un hombre decidido li eomt-ter las Tftll• yores cruelclades para encontrar ese .metal por el que ha pa~adu los mares, afrontadu los peligros de toda clase. y sufridlJ privaciunes inde· cibles; por e\ que hizo atormen.tar i\ Quauhtemoctzin., J lnnrir d. Sl.l ministro en Ia tortura. ~fu chos rasgos de esta natllraleza presenta el paore Sahagun que no pueden referirse esactarneute, y solu se reser· van a un lector curioso y profunda: el que tuviere entendimiento que entientla, el que tuviere alma sensible que l!o1·e •.• jPobre humaoitlad. Ultrajada!!! Su idiuma es el de Ia ~:~enc.:illez., anticuado y propiu do quien no sabe esplicar las esencias de las cosas pur sinUuimos, ~:~ino con sus verdaderos terminus. El P. Sahagun ha llamado It juicio 6. nue ~tros conquistadoreSy y los ha llenaclo de rubor en el gran teatro del mumlo filantr6pico, donde solo aparecen grandes y magnU.nimos lo~ hombres de su tt>mple, los· Casas, los Luises de Beltran, los Motolinias, y otros g~nios. bene:ficos cuyos nombrcs nunca pronunciarlw mill labios ~>in ~ue lata mi coruon agradeciclo, asi como jam Us proferirU. el,de los Bobadillas, Alvaraclos y Pi·t.arros, nombres execrables, 11in que les acompniie uq anatP.:ma. Sin embargo, yo ruego {t mis lectures, distingan siempre el gobierno espaiiol de sus st'1bditus, y li Ia ve7. tiranizados por el mis· mo. ~Que idea no prescnta hny por hoy aljuella nacion, sino Ia de un pueblo desgraciado (JUC ha luchado inU.tilmente por ser libre, y que despues de haber go7.ado del crep(lsculo alegre de una bella Jj. bertad. ha tornado se_g_unda vez U. Ia mas deplorable servidumbre? j Ojal~ espaiiules, y os vea~ mis ojns libres y fdices! jojalit reconoz.ca vuestru gobierno obstinado nuestra indepemlenc.ia, para que se rompatl las trabas que huy nos impidetl abrazar m(atuamente! Somos hermanos por un origcn1 por una r~ligion, por unos mismos tasos. y no debemos estar 1livididos: Dios nos di6 el munclo hennuso de Colon para q11e lo disfrutemos en paz, y nuestras satisfH cciones sean r!!dprocas; lie· gue e-ste suspir8.do dia de concordia, y dcscienda yo al sepul.cm; este suelu dichni-lo en que hoy habito, sea una nueva cuna del gene1·o humano, y el a11ilo seguro de Ia libertad perseguida por los tir~;~.nos de la Europa. VII. AUTENTICA DE ESTA OBRA. La original historia general de las antigtiedades de los indios de Nueva E~pana, y parte del tiempo de Ia conquista, es bien sabido que fue el primer f"scritor el R. P. Fr. Bernardino de Sahagun, uno de los prim eros predicado· res del .santo evangelio, y del Orden ser:ifico, que a los principios de Ia cooquista pasaron a aquell11s dilatados du· minios. Como esta original historia no se diO A luz ni se imprimiO acaso por no haberse podido encontrar en el espacio de mas de dos siglos, lamentaron s•r falta varios escritores e historiadores, que despues escrihieron las co.sas de aquella America: <'On particularidad nuta Ia falta de esta obra el caballero Boturiui en su tratado de idea general &c. D. Juan Bautista .l\{uiloz, oficial seg,1ndo de Ia secre· tarin del despacho universal de gracia y justicia de l 'ldias, cosm6grafo mayor de el ias nombrado por S. M. y sugt.>to bien conocido po1· ~u lite1·atura y erudicion, para empren~ der su vasta obt•a de historia g~:neral de lndias de Ia que ya vemos el primer tomo qu~ demuestra lo r ecomendable de la oiJra, recogi6 cuantas imJ>resas y mannscritas se habian estendido, tanto de Ia America meridional, como de Ia sep· tentrional a espensas de su activo ze!o y conato, y de los reales auxilios qut:: para ella se le franquearon; mas no en· coutrando Ia original historia de Ia Nueva Espana esc rita par el R. P. Fr·. Bernardino de Sahagun, por todas partc.-:s . Ia solicit{•, paMndo a r e('Onocer distiutos archivos, COUifl el ... de Sevilla donde ~i n d uda dehian eucoutrarse buenos pa· p eles, y obras de las cosHs de Jndias. No encontr·O Ia crue husc~tba del P . Sahagun ni tampoco en el archivo dt: Simanl"ilR; pero de.spues snpo l( 'le el {~nico rna· nusc.rito que habia, ohra del reft:ricll) rel iJ:;:ioso mision~ ro, se hallaba en el convento deS. Fr11 ncisco de Tolosa de Navm·r·a, de donde efectivall!cute Ia pndo estr·aer, en virtuJ de rea· les Or,den~s para que se Je entr·egas~n, y por Ia amistad que ten.go con D. Juan llautista Muiloz no dejaudo de reconncer los motivos podcr·osos que tcugo pat•a pretender lee r·, y aun |