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Show 192 APOSTOLICOS AFANES barrancos: defpues lo contirm6 Ia trogedia, que 'Pl• decimos, y fue un barron, que echaron eftos Serranos en Ia tabla, halb emonces lunpia, de ella Conquilta. La vifpera de Ramos lleg6 de Ia Ciudad de Zacat<' cas a ella I'rovincia Don Alonfo Fernandez de Monrroy, con .un criado llamado Juan ]ofeph de Efparza : venia elle Cavallero de arden del Sei10r Virrey, para rcconocer, {i eran mineralcs eftos cerros, y para probar los metales, que fc pudielfcn fa car. Luego que palf6 Ia Pafqua de Refurreccion, ,pidi6 al Teniente de Governador efcolra, para palfar al litio de Ia Puerta con alguna feguridad; pero aquel Cabo fentia tanto, qne fe enflaquecieffe tnas fiz tan corra guarnicion, que no huvo remedio de concedcrle lo que pedia; lomas que pudo confeguir fue, que le acompaiia! fe Don Sanriago de .Arbizu, Soldado Efpaiiol, y que mas que ninguno havia dado muellras de fu valor con un mularo llama do Juan Antonio de Leon dieltro en man~jar las armas, y prallico en los caminos del Nayar, por fer .uno de los que vivian en ella Sierra, aunque fe reduxo a nuellro Campo, defamparando mui con tiempo el de los rebeldes. Apenas havia caminado Don Alonfo quatro Jeguas, quando rcconocieron en un [!rio, qne defcollava en1inentc. en el barrru1co de Santiago, fefias de ft:r n1ineral; determin6 reconocerle , dexando a las orillas del rio a .los dos filS compaiieros: fubkron Don Alonfo ' y Don Santiago; y a poco andar defcubrieron una beta, de que arrancando con los picos algm~as piedras, vieron en .elias varies granos de plata vu;gcn, que las hermofeavan; pero al riemp?, que gozofos a~miravan aquella riqueza, Jes ailul\6 el funello alando de los Nayeres, qQe renian liriados a los que quedaron en la orilla del rio, guardando los cavallos. El morivo de ella inquierud fue? que viendo JuanAnronio J y Efparza unas cavallenas de l<;>.s lu- . dJOs, LIBRO I. CAP. XXII. t9l dios' que dlavian llegado a beber al rio' < les par. eci6 bien el remudar con elias, para que las fuyas defcanf.1ran; y haviendolas Jazado' accrtaron a verlo unos Jnficlcs, que dieron promo avifo a los q~e vivian en Ia interior del barrant:o. A~udieron muchos arnudos con area, ftec.has, y alfanges, ocultandofe a obfcrvar, (i profeguian fu intcnro. Entre los dem~s a.ccrr6 c!tar el dm:f1o de aqucllas cavallcrias, que era un Vkjo , y vjcndo, que fc las I leva van, fali6 de Ja n1aleza, y afeandoles Ia violencia, les rcpre.hcndi6 la injufticia de ufurpar lo agcno. lrrirados Efparza, y juan Antonio con Ia reprchenfion, prorrumpicron en palabras ran injuriofas , que enfureciendo a los Indios fu arrogancia, comenzaron a defpedir de los areas ramas rlechas' que a no valerfc del rcfguardo, que lcs ofrcci6 el tronco de un arbol, les huvicrJn Jucgo nu1erro. Mas Efparza penf.1ndo amedrenrarles con el amigo de Ia cfcopc,ta, 0 con el eftruendo, fi fuelfe ne ... ccffiuio difpararla , f.1Ji6 animofo, encarandofc at Viejo cfpeciahnemc ofendido , que ya le cfpcrava con Ia flccha enarcada, y difparando cali a un riempo los dos , al mercrlc al Indio .en el cucrpo las balas, cay6 Cl arravcfi:1do con. la tlccha , arrojada con ramo hnpulfo, que c:nrrando por cl pecho, fa- 1i6 por Ia efpalda, no folo Ia punta, fino parte de la caiia. Poco defpues bien alfullados baxaron D. Alonfo, y Don Santiago , y llegando al puello, donde aun fe nunrcniJ, peleando, aunque heddo, Juan Antonio, qnifieron darle focorro; perc advjrriendo, que a Don Santiago at primer tiro, fc le qucbr6 la ca ... xa del arcabuz, difpufo con grande agilidad los cavallos, y les perfuadi6, que monra!fen, y Je 1iguieffen, pucs las heridas no fe lo embarazavan. Y dexando a Efparza, que ya ellava en las ultimas agonias, con1enzaron fu buelra. Lucgo qne los Indios rcconodcron Ia fuga, que por colloncfl:arla, llamaremos rcri~ llb rada, |